martes, 19 de marzo de 2013

Lluvia - Rozio


Un hombre sólo, apoyado en el marco de una puerta, mira caer la lluvia.
Frente a él, el paisaje apenas se distingue. El presente se desdibuja en el vacío de referencias.
El agua cae, implacable, mientras su mirada se llena del recuerdo del amor perdido. Ella no está, en su lugar llegó esta monótona lluvia.
No hay tristeza. Tan sólo la serena aceptación de que sólo siente melancolía.
La humedad cala en sus huesos. Se hincha.
Arrecia la lluvia. El estruendo parece gritarle: Ven, mójate. Siente miedo. Ella no está y por eso da un paso al frente.
Ahora siente el impacto del chaparrón, golpeándolo, haciéndole volver al presente.
Levanta la cara y los brazos hacia lo alto. Sonríe al cielo. Empieza a disolverse. Al final, sólo queda un charco gris en el cemento.

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