P: Para ti cuál de tus mundos es más real, ¿el de tus
cuadros o el mundo tangible del día a día?
R: qué difícil esa pregunta. Pues no me lo planteo como dos
mundos diferentes. Es como una mezcla de los dos, una fusión, el mundo que
reflejo allí es tan real como el que vivo aquí. Es ver cómo todo fluye sin
poner límites de tiempo y espacio y entonces es una parte de mi vida normal, es
como un fluir.
P: combinar ambos en
lo cotidiano, parece que es algo que tienes bastante integrado.
R: en principio a diario uno se mete en un trabajo y un
ritmo normal, pero creo que es todo un fluir. Una india americana me echó las
cartas de los indios americanos y me dijo que mi animal de medicina era una
araña, quería decir que me gusta mucho crear una red de cosas y relacionarlo
todo y me siento muy identificada con esa imagen. Me gusta buscar gente, ideas,
y cosas, es más, como yo creo en el mundo de las asociaciones el poder ver cómo
fluyen naturalmente, el poder escucharlos y pillar esa conexión es lo que me
interesa. ¡Soy una araña! (risas) En mi vida normal funciona de la misma
manera, intento ser muy disciplinada, muy correcta, tengo ese polo, y el otro
polo que es meterme en el estudio y intentar no juzgar y no controlar, que soy
muy controladora, y es donde puedo permitir que eso salga. Una parte se
complementa mucho con la otra, necesitan estar los dos estados, porque si solo
estuviera un estado estaría colocada y fatal de la cabeza, estaría lo que
llaman loco, y de la otra manera mantengo los pies en el suelo y lo puedo
combinar.
P: ¿si te quedaras solo en el polo de lo correcto?
R: Lo he probado, porque cuando me pillé la hipoteca del
piso me comprometí con muchos trabajos y lo dejé, yo necesito tiempo para
dedicarle a ese estado y me enfermo mental y físicamente si no tengo esa
liberación, empiezo a ser tóxica y neurótica. Me he dedicado a intentar
equilibrarlo. Yo no quiero vivir de los cuadros porque pienso que cambiaría mi
manera de pintar, y lo he comprobado, entonces prefiero contar con trabajar
para sacar un sueldo. Después de ese año en que estuve trabajando muchísimo
intenté ponerme a pintar y lloraba porque no tenía esa conexión con las cosas,
se me había muerto y lo reconocía porque siempre lo había tenido vivo. Cuando
te metes muy a saco en un ritmo que no es el tuyo te pierdes. Entonces siempre
estoy buscando la balanza para por lo menos tener la sensibilidad a flor de
piel. Poder ver detrás del velo. Hay un mantra que me gusta mucho que dice “Sé
que estoy buscando algo pero no se lo que es. Solo espero reconocerlo cuando lo
encuentre”.
P: ¿A qué te refieres con esa conexión?
R: bueno, yo me inventé una religión cuando iba al
instituto, porque no me gustaba la religión normal. Mi amiga que estudió
medicina y yo nos preguntamos en qué creíamos. Bueno, no vas a poner todo esto
¿no? (risas) Me inventé la teoría de los magnetismos. Cuando estudiamos
electricidad en 7º de EGB a mí me encantó, era positivo, negativo y neutro. A
partir de ahí pensaba que todos éramos como imanes que teníamos dos polos y que
nos vamos atrayendo y repeliendo según la electricidad y la carga que llevamos.
P: ¿Cuál de tus lenguajes expresa más claramente lo que
quieres decir?
R: Para mí la música sería el mayor modo de expresarlo,
porque tengo ese dolor en el fondo, la escritura si no escribo bien me da
igual, pero la música … de todos modos se me hace una montaña empezar a
aprender un instrumento, y entonces pienso que hay poco tiempo en la vida y que
prefiero dedicarlo a lo que puedo. Creo que la pregunta que más me viene a veces
es si sirve de algo pintar porque siento que estoy sola en un sitio pintando.
La música la gente la puede disfrutar, es más adaptable, la escritura también
es más algo físico, y luego la pintura es muy bonito, pero a veces me siento
inútil, pienso que tal vez estaría siendo de más utilidad yéndome a lo que hago
a veces, a trabajar con niños con problemas pero a la conclusión que he llegado
es que para poder transmitir yo tengo que estar bien. Por eso me gusta combinar
las dos cosas, trabajar con niños y pintar, porque ellos me dan algo, yo
también les doy algo, y es trabajo conjunto.
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