viernes, 8 de marzo de 2013

Fábula - Romanie

Erase una vez un oso negro de los bosques de Canadá occidental, muy grande, negro y solitario. A él le hubiera gustado tener amigos pero solo sabía asustar y ser asustado. Un día mientras come hierba lentamente en un campo de avena se le acercan una familia de ciervos, nerviosos y juguetones. El oso se pone a dos patas y ruge para asustarlas y ellas se ríen, burlándose de él comen y saltan a su alrededor. Esto le enfada mucho al oso, así que las intenta espantar y corre tras ellas. Ellas siguen saltando y riéndose hasta que él queda agotado, y les pregunta:
-¿Por qué estáis tan felices?¿De qué os reís?
-Tenemos todo el campo que queremos para comer, no hace frío y nos gusta tener compañía.- le contestó uno de los ciervos.
- ¿Y no os asustan vuestros depredadores? Hay muchos que desean comeros, cazaros…tendríais que estar asustados. Hay muchos campos a los que ya no podéis entrar porque están vallados o porque hacen casas.-les dijo el oso con cara de preocupado y angustiado.
El ciervo abuelo pasó delante de los demás para hablarle personalmente al oso y le dijo:
-Nos gusta comer hierba y de eso no falta, nos adaptamos a los cambios y seguimos moviéndonos en grupo. Cada uno ve en los demás el reflejo de su propio pensar. Si tú como oso pensaras bien de nosotros, tú serías más feliz también y tendrías más amigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario