¿cuales las alas que -sin tregua- nos lleven hasta el
laberinto de nuestros sueños?
¿cuál es la garganta que -sin pausa- trina hacia
horizontes lejanos?
El pájaro continuó su vuelo sin preguntarse acerca de
su suerte.
De este lado del cristal, me quedé contemplando como
se alejaba
en su loco aleteo. Voló mi alma.
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