lunes, 18 de marzo de 2013

Colinas: Pau


Fue una estupidez. La tentación de unas migajas vencieron mi frágil prudencia y sensatez y así, mi destino entró en un episodio crítico tan cercano a la catástrofe.
Estaban ricas las migas de pan desperdigadas por el suelo del gran nido humano. Pero ante la imprevista aparición del gigante me asusté y me desorienté. Todo se volvió confuso y se convirtió  en una pesadilla de paredes rectas y espacios cerrados.
Con toda la velocidad de mis alas y de mi miedo, volé hacia la luz, hacia la libertad. El golpe fue tremendo, un encantamiento me impedía la huida. Caí al suelo aturdido, pero volvía a intentarlo, nuevo golpe, nuevo fracaso. Para mi desgracia vi con terror como se acercaba el gigante e intentaba agarrarme. No conseguí escapar y caí en sus enormes garras. Sorprendentemente en vez de aplastarme o devorarme me devolvió a la luz, al aire, al cielo. Mientras volaba bajo los primeros pinos, el corazón quería salirse de mi rojo pecho. Asomado a la puerta de su nido, siguiendo con la mirada mi huída frenética, un humano de hace preguntas absurdas sobre la realidad y la luz.

1 comentario:

  1. Precioso Pau.
    El hambre nos lleva a cometer imprudencias.
    Cris

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