viernes, 8 de marzo de 2013

El rincón de Angelina - Diana C


 Caminando elijo, tarde, dónde sentarme. Se me han terminado los bares, se me acaba el pueblo en la carretera y regreso pensando que se me ha acabado también el tiempo.
Entonces me rescata un parque lleno de niños.

Lucía, rubísima, patalea en el columpio. Sara pasea una cometa serena, sin viento. Después baja un monopatín por las escaleras con el mismo aire imperturbable. Ambos objetos le pesan lo mismo – ha nacido ya siento fuerte para tener el peso y la ligereza en sus manos por igual.

Angelina ha dado el grito de alarma avisando a mamá de que ha visto a una garrapata enorme volando viniendo hacia ella.
-      Sólo quédate aquí mirando, mamá, mientras yo vuelvo a ver si está.

Y ha vuelto, y ha llorado, y mamá ha trepado por el gran escalón que las separaba ensuciándose toda la ropa y ha corrido hasta el rincón de Angelina.

Ismael y Óscar están luchando con espadas, custodiados por un dragón con escamas verdes.

Y María, con un pegote de chocolate en la mejilla, me ha dicho que ella ya se sabe subir en el columpio sola.

Y yo en la plaza estoy tratando de traducir en palabras la magia que provoca vuestra pequeña presencia, esa pureza que tenéis todos, dando vuestros primeros pasos, o escondidos tras unas gafas enormes, o llorando o ya queriendo empezar a ser responsables pero aún trepando a las copas de los árboles.

Y sé que no puedo explicaros. Que tan solo quiero sumergirme en ese mundo vuestro donde las peleas se hacen con una espada de plástico que al tocar al contrincante solo le provoca risa. Donde al dragón se le derriba de un golpe seco y ya no muerde más. Donde ante un problema que da miedo mamá trepa intrépida un muro y en dos segundos su presencia lo soluciona todo.

No puedo contaros a vosotros, quizá preferiría contar algo para vosotros...  y entonces sé que solo puedo hacerlo si miro el mundo con vuestros ojos, y cojo perspectiva subida a un columpio y miro el cielo que va, y que viene y que va, mientras Jorge se columpia a mi lado, suelta sus chanclas por el aire y ríe descalzo.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario