Era verano y hacía mucho calor
en el coche. El aire acondicionado no funcionaba, así que las ventanas estaban
todas abiertas. Aunque íbamos en movimiento, tenía una extraña sensación de que
algo no encajaba con la lógica. ¡qué calor!- Sí, me dí cuenta de que no corría
ni el aire que tendría que pasar del movimiento del coche. Intenté ir más
rápido, y ni así entraba aire!...Uff! Algo no va bien. Pensé que quizás estaba
soñando, así que me pellizqué y no me desperté. Seguía conduciendo mi coche. A
Santiago también le pareció muy extraño. Las leyes de la física no estaban
haciendo su trabajo!
Pronto se juntó al calor
bochornoso un espeso olor a humo. A medida que avanzábamos, el olor se
intensificaba más y más. Muy asfixiante. Al dar la curva el humo y de dónde
provenía. El torrente se había incendiado y nosotros nos dirigíamos justamente
al foco principal cuando de pronto a nuestra izquierda las llamas incendiaron
lo que parecía un árbol. Se incendió de golpe. Las llamas crearon la forma de
una persona gigante que nos abría los brazos en gesto de abrazo. Qué cosa tan
extraña, pensé…..
No hay comentarios:
Publicar un comentario