martes, 8 de enero de 2013

El ciclo del recuerdo y del olvido - Marcela




Voy por el bosque, siguiendo los pasos de ayer, acompañada de mi perro y mis pensamientos errantes, hasta que llego frente a él.
Está viejo, agrietado por el paso del tiempo, partido por la mitad; es hembra porque tiene algarrobas.
En ella juegan ardillas y tórtolas de día, y al llegar la noche se posa el cárabo.

Frente a él juego yo también a silenciar mi mente, a despertar la conciencia, a estar lo más presente que soy capaz de estar, invoco mi presencia al presente, y sin darme cuenta pierdo ese instante de conexión y armonía.

Entonces me invade la soledad, me invaden los deseos, y con ellos me olvido otra vez de mi misma, regreso a mis pensamientos errantes, y canto.

Canto al árbol testigo de mi recuerdo y de mi olvido, canto a las ardillas y a las tórtolas juguetonas; y al caer la noche, a escondidas de la mirada de algún vecino curioso, me adentro en el bosque acompañada de mi incondicional amigo y canto bajo la luz de la luna, y la sombra del cárabo.

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