martes, 8 de enero de 2013

Jason en el país de los pentagramas - Hassan Ahmar



Un pentagrama puede evocar si el lector convierte los impulsos visuales en sonoros. Un equipo de música puede reproducir grabaciones y el oyente recibirá vibración sonora; si la persona expuesta a la vibración es sorda no se considerará oyente.
Un músico que comparta su arte puede hacer bajar el cielo y repartirlo entre todos los mortales, como Jesús con los peces, distribuyendo copias de grabaciones.
En la Biblia del País de los Pentagramas Jason, en Porverdiós 3.45 se refiere a este milagro: [… y de la mesa de mezclas al estudio […] él lo arregló y lo colgó de la red, y donde antes sólo escuchaban tres ahora escuchaba el planeta entero…] y aún va más allá en Premios 72: [… y bajaron tres ángeles y su luz era música y la música era luz. Todos los que allí había comprendieron la estructura del universo en ese instante.] Los nombres de los ángeles eran Avishaí, Shai y Mark.

Sin título
Avishaí Cohen, Mark Gulliana y Shai Maestro, tres puntos definen un espacio, tres músicos crean un universo, un todo musical.
No sé si es dicha, pero si Gloria, que el cuerpo físico tenga la destreza para expresar la vibración cósmica y, además, milagrosamente, entegrado en una triada, formando un todo.
Tres partículas, un átomo; tres magos, la música. Integración, creación, vibración, sin más límite que la estructura del universo.
Su música son mis gafas para ver las entrañas del universo.

Sin título
El pentagrama se desgañito hasta quedar afónico; era una pesadilla, por más que gritara nadie le oía. Él, que tenía el don de evocar maravillas en aquel que supiera escuchar, capaz de transportar a los humanos al paraíso, era ignorado sistemáticamente.
Primero las corcheas, luego las negras… fueron licuándose y resbalando por las líneas hasta disolverlas. Lloró a mares, día tras días, noche tras noche, hasta anegar la ciudad. Colgaba de un cartel en una plaza arbolada que desapareció bajo las aguas. De nada sirvió a los habitantes de la ciudad saber nadar, estas aguas no obedecían a las leyes de la física ordinaria. 

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