viernes, 25 de enero de 2013

Flashback - Romanie

Estábamos subiendo por la calle Misión esquivando muchas personas que cómo nosotros caminaban rápido para combatir el frío de un sábado noche de febrero. Un ir y venir de voces hablando en español  con acentos muy distintos al mío, México, Puerto Rico, El Salvador… Lapo me llevaba a la concurrida cantina de la que tanto me había hablado, para comer algo antes de ir al concierto. Me di cuenta de que iba sonriendo mientras absorbía el bullicio del barrio, me sentía tan contenta de estar de vacaciones y encontrarme en este ambiente que me resultaba tan exótico . Todo me parecía formar parte de una postal en mi recuerdo. Justo al llegar al cruce con la calle 23rd había una sucursal de banco y Lapo me pidió que lo esperara un momento mientras sacaba dinero. Mientras esperaba mi mirada se quedó absorbida mirando el tráfico que pasaba por la calle y con ese sonido tan particular de los cables que rozan veo cómo se para un autobús eléctrico al otro lado de la calle. En su interior está lleno de personas, unas sentadas y otras de pie, otras se preparan para bajar y otros están subiendo. Esta imagen captura mi atención como el escenario iluminado en un teatro desde mi asiento oscuro. Siento una cierta angustia o un nudo en la garganta. Soy una de esas personas que vuelve del trabajo entre fuertes olores a personas ajenas, esa luz fluorescente y deprimente del interior del autobús. Estoy volviendo al piso después de un jornal de 9 horas en la pizzeria cobrando 4.60$ la hora con un permiso de trabajo falso, llevo tres semanas trabajando y aun no me han pagado. Me siguen dando largas, pero no tengo otra opción. Estoy preocupada y no sé qué voy a hacer. Esta ciudad apenas la conozco y mi situación es clandestina. El piso al que vuelvo para dormir es la cama de Santiago que me la presta mientras él trabaja en turno de noche. Me tengo que esperar media hora en una cafetería cuando llegue a la 24th mientras espero que se hagan las 23h y él me dé la llave. Siento angustia al no tener un lugar dónde descansar la vista en todo el día, estoy cansada, no tengo tranquilidad ni dentro de mí. Pero algo tiene que pasar, tengo que sobrevivir esto cómo sea…es un bache….
….Lapo me dió un toque en el hombro y con una sonrisa me dije que nos fuéramos  rápido, que ya tenía el dinero. Estaba  confusa en ese momento, ya no llevaba esa sonrisa permanente de turista, mi estómago ya no tenía hambre y mi cabeza tardó unos instantes en recoger todas esas sensaciones que mi cuerpo había vivido. Tomé un trago de aire fresco y volví a sonreír. Ya pasó todo eso. Ahora estaba de vacaciones, tenía una buena cama donde dormir, dinero que gastar y era ese mismo escenario el que me servía hoy para disfrutar. Un mismo lugar y tantas emociones distintas que conviven, quizás tantas cómo personas.

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