Hay pánico dentro del coche, incredulidad, y una indisimulada querencia a pisar el acelerador.
La mirada nerviosa del conductor busca en el retrovisor la larga mano del fuego que persigue a los temerosos.
Detrás de la curva, espera el otro monstruo que abrazará el coche convirtiéndolo en un horno mortal.
El bosque ya no puede más. Ha decidido pasar a la acción.
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