Bajo la bóveda celeste vivía hace muchos años un caracolito tan
pequeño que paso mucho tiempo hasta que el mismo se dio cuenta que era un
caracol. Como pasaba el tiempo y no crecía nada, empezó a plantearse como podía
hacer para cumplir su sueño de explorador, pero no de cualquier clase de explorador.
Quería ser astronauta.
Coco, un pequeño colibrí azul,
que pasaba por allí lo descubrió una tarde tomando el sol en una piedra blanca
y brillante he inmediatamente se hicieron amigos. Hablaron de lo difícil que
era tener amigos por ser tan pequeños. Y compartieron sus sueños de aventuras.
Coco le contó que el vivía en el jardín de un astronauta que gustaba
mucho de prepararle agua con miel para desayunar. Y se ofreció a llevarle hasta
allí.
El viaje en colibrí, fue una experiencia maravillosa. Viajaban tan
rápido que hasta le pareció que le crecían las antenas.
Por la mañana cuando el astronauta salio con un vaso de agua y miel
fresca para coco, se dejo caer despacito sobre la oreja del humano y así fue
como esa misma semana, el caracolito se fue
vivir a Cabo Cañaveral.
Entreno muy fuerte junto a todo el grupo de exploradores y así fue
como una bonita mañana de primavera. … se convirtió en el primer caracol
espacial.
Al terminar la historia. El abuelito se quedó mirando a Pedrito que
todavía tenia la boca abierta, al conocer la increíble historia del caracolito
astronauta.
-Así es como hasta los sueños más grandes se
cumplen, pedro, solo necesitamos saber que queremos y tener buenos amigos.
Venga ayúdame, a llevarle un poco de agua con miel a coco, que acaba de llegar
y quiere desayunar.
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