miércoles, 4 de enero de 2012

Rodolfo Longares 2 - Pau

    El azar es tan injusto… Rodolfo Longares se rebelaba contra su buena suerte. Por más antinatural que pudiera parecer, por más incomprensión que pudiera generar en quien supiera de su inconmovible postura vital (en realidad nadie, porque él se guardaba mucho de compartirla), no soportaba el sufrimiento ajeno. Había conocido tanta infelicidad, tanta tristeza en los demás… Amigos para los que la vida era una lucha sin tregua ni cuartel, seres sin nombre que le rodeaban y que asomaban la mano por encima del agua que, inmisericorde se esforzaba en ahogarlos. ¿Y él? ¿Qué había hecho él para ser premiado en esta ruleta cabrona de la vida?
    Todo su posible mérito había consistido en remar (y sin demasiado brío) a favor de la corriente.
    Sí, había tratado de disfrutar, y lo había conseguido; en su vida sin estridencias procuró aquietar la pena a su alrededor, ayudar a que triunfara el bien en torno suyo, pero sentía que no era suficiente. Rodolfo creía que era un cobarde, que nunca había luchado, pero dentro de él, sostenía la más cruenta lucha, sin piedad, contra sí mismo.
    Daba gracias, y después escupía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario