miércoles, 4 de enero de 2012

Paco Azcoitia 3 - Iván

EL PERSONAJE

   En Cierta ocasión, acudí a un psicólogo de diván en una etapa reflexiva en la que se me habían materializado ciertas dudas introspectivas; el facultativo me pareció un cretino desde el momento en que le vi, pero como tan solo buscaba una reafirmación, que sabía no podía venir del exterior, me dio igual. No pocas siestas me eché en aquella consulta de luz tenue y extraños artilugios de paz. El poca cosa clasificaba los temperamentos de carácter según Hipócrates, después de 300.000 pesetas invertidas en pantomima, concluyó, que mi perfil respondía claramente al de un activo sanguíneo, flemático, colérico, y melancólico, y que no preponderaba en mí, ninguno de ellos, sino que todos por igual se encontraban en sumo equilibrio. Después de satisfacer la cuenta, percibí, en los ojos del gurú de los diplomas colgados en la pared, cierta admiración.

LA VOZ EN OFF

        Tras su experiencia con el Hipocrático, Francisco Azcoitia continuó siendo el mismo, continuó acompañando la palabra con el gesto, continuó desconfiando del inocente y a mediados de los 80 concluyó que en los años venideros nada le podía definir mejor que las firmas Rolex y Audi.
Este podría parecer el planteamiento de un idiota, pero Azcoitia Nasarre no era un idiota, sí lo eran quienes le rodeaban, sus pseudo amigos de la última década. La presión sutil de saber que no hay con quien contar, la amortiguo a partes iguales, con las mejores calidades de whisky y cocaína, y a su vez estos lapsus de evasión, le ayudaron en su firme propósito de convertirse en un ser osmótico.

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