viernes, 6 de enero de 2012

Agosto - Pau

Calma de una hora
que hierve en la caldera,
resplandecen higueras y parras,
amarillean albaricoques,
mejillas de manzanas.
Las cigarras sierran el misticismo del campo,
el laurel respira hondo sobre la alberca,
frutos y ramas celebran el extraño rito de la luz.
Una casa de cascaja, sueño de conejos,
hojas de aguja de un pino solitario,
y mucho tráfico de avistas en la terraza.
Jerga de perdices y tórtolas,
huéspedes en la alacena del verano
Silba el mirlo a plena luz
!Qué juventud en júbilo de pájaros
y cómo florecen aquellas islas ue había que salvar!
Qué primavera humana
entró en el huerto claro
pero no florecia.
En la mina del alma
los cubos suben negros de pena
Sobre las trébedes del cielo,
se calienta el caldo de una olla preciosa,
el tímido paseo celeste de una abubilla,
nubes navegan.
El pequeño monstruo cobarde,
se encierra en la sobreada alcoba estival
aspirando la fiebre de una canturia
Por la gloria del fuego veraniego,
transmigra un perfume de veranos pasados,
anís del recuerdo.
Los rosales protegen el sumergido bostezo del pozo
los grillos cavan un hoyo en el silencio.
Así es mi tierra: azul el aire en torno a la encina
y los astros que se apagan encima de la palmera
Bebo licores amargos
!Cosecho poemas!
Nada atiende a nuestro paso por el mundo,
radiante constelación del silencio.
La luz en las bodas de la mañana
no sabe de la dulzura en ojos condenados
Audaces sueños del paraíso
horadan este hechiado instante.
El alma atesora silencio.

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