miércoles, 9 de octubre de 2013

Texto de Colinas - Rozio


...¿cual es la mano que sin peligro, nos puede conducir a los humanos a la plena libertad de la luz?

Me preguntaba cerrando la ventana. Entonces, justo antes de irme, volvió a aparecer otro pájaro por detrás, y de nuevo chocó contra el cristal de la ventana que acababa de cerrar. Pero entonces, observé sorprendido, que tras un par de intentos y golpes más, el pájaro paró. Se quedó observando el cristal, dando saltitos. Un segundo después, se puso a volar por la casa.

Corrí persiguiéndole, sin intentar tocarle, dejándole buscar. Chocó contra tres ventanas más. Era invierno, y a pesar del sol, la temperatura obligaba a cerrar herméticamente la casa. ¿que hará el pajarillo cuando no encuentre ninguna opción?

Entonces, se posó en la chimenea. Levantó el cuello en un giro y miró hacia arriba. Supongo que para un pajarillo hay que reunir mucho valor para cruzar un largo y estrecho túnel negro, maloliente, hacia ese punto alto de luz, pero tras dos saltitos más sobre las cenizas del fuego anterior, salió disparado hacia la libertad y su ansiado cielo azul.

Moraleja: (recitada por el pájaro y así saldo la deuda de la fábula)
No hay mano que te guíe a  la libertad. No directamente. No hay realidad que buscar. Hay un paisaje, como el que Alicia veía a través de la cerradura, al que queremos llegar, tal y como nosotros lo percibimos. El camino directo, no siempre es el más rápid0, ni el que te lleva al éxito. Si no desesperas, ni peleas con tu realidad, la búsqueda te puede regalar un mayor tesoro.

En otra ocasión, un pájaro que la mano sacó, al rato, intentó  volver a entrar chocando con el otro lado del cristal. Otro pájaro, no vio que al otro lado acechaba un gavilán.

La realidad que deseamos, es la perspectiva que nos deja ver un marco de ventana.

El pájaro que busca, encuentra, y si no, quizás deba esperar a la primavera, comer las migajas del suelo, dormir en una viga... eso sí, alerta, atento al momento en que el calor abra una ventana

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