miércoles, 9 de octubre de 2013

Entrevista de Silvia a Jason - Silvia

ENTREVISTA A JASON
Jason, alma libre, el hombre cuyo proyecto de vida es vagar con lo puesto y una tarjeta de crédito en la que se ingresen diariamente 100€. Amante del silencio físico y mental como forma de felicidad, sólo consigue este estado en determinados momentos de su vida ya que, muy al contrario, su mente es un torbellino de pensamientos acerca de  relaciones y posibilidades entre las cosas que pasan por delante de sus ojos.  Se declara falto de determinación, pues aunque las cosas pueden ser, bien pueden también no ser, lo cual abre un abanico tan amplio de posibilidades, todas ellas igual de válidas, que le incapacita a decantarse por una de ellas.
Tras diversos intentos frustrados conseguimos, al fin, concertar la cita. Aunque Jason era partidario de que le entrevistase mientras caminábamos por el campo, conseguí sentarlo en Santa Gertrudis frente a un te rojo que precedió a una cerveza. Aunque la entrevista empezó con poca energía, fue in crescendo a medida que las palabras iban fluyendo, y la mente se ponía en marcha.
-Dime algo a lo que le tengas pánico
-Me pondría muy nervioso si usaran conmigo esa tortura medieval en la que te abren y te cogen el intestino y empiezan a estirar (riqui-riqui-riqui) y te van sacando las tripas y tú sigues vivo. Me alteraría bastante. Bueno, hoy en día eso no se estila… También me da miedo tirarme al mar desde mucha altura, a partir de 15m. El pánico es una sensación de presente, muy de adrenalina.
-¿Tres cosas que te llevarías a una isla desierta?
-Me llevaría un manual completo de yoga, y estaría bien llevarse un hacha y una lima para afilar. Me llevaría a Romanie, pero no la quiero pudrir. Ella no querría estar el resto de su vida allí así que igual le haría una putada.
-¿Y tres personas que te llevarías a esa isla desierta?
-Dick Cheney, Vladimir Putin y Barack Obama. Para quitarlos de la circulación. Luego con el hacha me los haría picadillo, o los convertiría al yoga, no sé, pero por lo menos los sacaba de en medio. Haría un favor a la humanidad.
-Cuéntame la decisión más difícil que has tomado en tu vida.
-He tomado decisiones muy “chungas” pero no me ha costado decidir… Hay una muy difícil, pero no está decidida. Se trata de tener hijos. Esto es bien complicado. Yo no la tomaré, que la tomen por mi. Soy una persona irresponsable, yo no me puedo encargar de un hijo. Intelectualmente no tendría hijos. Es un drama que nazcan, en el concepto de mi percepción sobre la sociedad humana. Sobre el milagro de la vida individualmente puede estar bien, pero dentro del contexto de la humanidad es un desastre que nazca más gente. Luego, como sé que existe la maravilla de la existencia individual, si alguien quiere hacerse responsable de la criatura a mi me da igual, que puedo sembrar de semen de racimo todo el planeta. Yo tengo un esperma de calidad y una genética estupenda (hernia de tal, hernia de cual, el corazón hecho polvo…) pero bueno, aparte de eso, una calidad excepcional. Sería una lástima que se perdiera.
Decisiones difíciles que haya tomado…no las he tomado. Entonces, no son las más difíciles que haya tomado. Otra sería regalar todas mis propiedades, para no tener nada. Eso me ronda la cabeza, también. Pero no está tomada.
La más difícil que he tomado... me acuerdo de sufrir para tomar decisiones durante una partida de ajedrez, porque es imperioso tomarlas, el tiempo pasa. Y hay miles de posibilidades y todas hermosas y hay que tomar una y el tiempo pasa y debes tomarla. Y como en la vida creemos que tenemos más tiempo, esa angustia de la inmediatez no la tenemos.
-¿Uno de los momentos más felices de tu vida?
Si definiera la paz interior como felicidad, entonces la he experimentado cuando he estado muy enfermo, sin energía, sin notar el cuerpo. Esta misma sensación la he tenido al pegarme una paliza bestial en bicicleta. Estás totalmente fundido y llevas horas y horas y horas. Se te queda en blanco la cabeza y no notas el cuerpo. O cuando haces una sesión de yoga con bastantes inversiones y te pillas un pelotazo que te quedas en blanco. Es maravilloso, cuando no sientes el cuerpo, cuando ya no hay disociación entre el cuerpo y la mente. Normalmente no  sientes el cuerpo o, si lo sientes, no estás disociado de la mente. Después de una paliza tan grande no te queda ni una neurona, así que la mente sobrevive al cuerpo. Son momentos súper buenos.
También puede ser, pero dura muy poco, cuando estás buceando en la zona de equilibrio o incluso cuando te hundes o cuando  subes, en apnea. Todo silencio y solo oyes el corazón (bub – bub – bub). También pasa justo al final del orgasmo, pero dura menos que buceando.
-Cuéntame una experiencia de la infancia o juventud que haya marcado tu carácter.
Cuando murió mi padre quizá marcó mi carácter, seguramente sí, pero no sé cómo porque no lo puedo comparar con otra cosa. Pero tengo ligeras sospechas… desencadenó algunas reacciones. Tenía 8 o 9 años. El análisis puede ser falso, me tendrían que hacer una regresión hipnótica. Creo que a raíz de este hecho el Eclesiastés tiene sentido para mí. A mí me falta determinación. No sé si es que tengo un órgano débil, el bazo, no sé, según Hammer o estos jungianos que estudian la relación entre la fuerza y el tono de los diferentes órganos y la psicología. Puede ser que un impacto emocional lo absorba determinado órgano. Quizás tendría más determinación si no se hubiera muerto mi padre, pero no lo sé. 
Citando el Eclesiastés: Como todo es en vano… ¿por qué? Así que es muy difícil que yo esté convencido de algo, porque también puedo estar convencido de lo contrario. ¿Por qué hacer una cosa si también puedes hacer la contraria? Nada tiene sentido en realidad, esto hace muy difícil decidir. Facilita el relativizar las cosas y no juzgar a la gente, aunque emocionalmente a veces me sale el nervio y las condeno. El observador no es imparcial. ¿Qué sabemos de lo que observamos? Yo podría tener cierta desafectación emocional delante de un hecho y si tuviera una metralleta y me dejasen yo podría arrasar y no me inmutaría. En una guerra yo sería chungo, quizás.
-¿Qué es lo que más te gusta de ti?
Me gusta que en seguida veo muchas dimensiones en cualquier cosa, a veces no es importante y gasta energía, también. Por ejemplo: nos tomamos una cerveza. Veo el que la inventó, el que hace el vaso, la tecnología del cristal, todo. Dónde estamos, que temperatura hay, todo lo que hay en la cerveza, la fábrica, el contable… Cada cosa tiene mil dimensiones y detrás de cada cosa está todo lo demás, así que todo está relacionado con todo. Mi cerebro relaciona constantemente, pero sin querer. Puede ser muy cansado. Existe un torrente infinito de relaciones.A veces me pillo una empanada y desconecto. Quizás por eso me gusta el silencio yóguico.
-¿Y lo que menos te gusta de ti?
Bueno, lo que más me gusta de mi también es lo que menos. Puede ser muy cansado. Hay otra cosa que a veces me molesta bastante. Me gustaría no tener impulsos sexuales, tenerlos solo cuando me voy a dormir con Romanie y no tenerlos más. No me gusta tener impulsos sexuales desmesurados. Todo lo que se sale de la cama con Romanie es desmesurado. Es muy cansado
-Por último, dime qué libro estás leyendo.
Es un libro escrito por un médico tradicional y practicante de yoga. Un indio. Presenta las dos ciencias y los efectos terapéuticos del yoga desde el punto de vista de la medicina tradicional. Según los problemas, indica qué posturas son adecuadas y cómo actúan estas posturas ayudando a corregir el problema o enfermedad concreta.
A matter of Health. Dr. Krishna Raman.

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