miércoles, 9 de octubre de 2013

La reliquia - Anahi

Había esperado mucho por este momento… miré la sala una vez más, todo era de color gris pero olía misteriosamente bien, a madera y humo de pipa. El anciano mayordomo trajo una escalera si cabe más vieja que el. Temí por Alfredo, pero al ver que trepaba con tanta soltura me tranquilicé y aguardé lo que me parecía una semana entera. Tomo la espada del soporte y manteniendo el equilibrio saco del bolsillo de detrás, el paño mas blanco que hubiera visto nunca. Quitó el polvo lo mejor que pudo en esa posición y bajó con la preciada pieza enganchada torpemente bajo el brazo izquierdo.
Giró sobre sus talones con una gracia inusual para un hombre tan viejo y me entrego la espada con complacencia. Intente no llorar para no quedar como un flojo frente al hombre, pero sentir el peso sobre mis manos, fue la mejor sensación de casi todo el año. Era mas pesada de lo que imaginaba,  creo que casi llegaría al kilo 400 grs. La metí  con cuidado en mi valija de alta seguridad y salí de la casa lo mas rápido que pude.

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