miércoles, 9 de octubre de 2013

La reliquia - Anahi

Había esperado mucho por este momento… miré la sala una vez más, todo era de color gris pero olía misteriosamente bien, a madera y humo de pipa. El anciano mayordomo trajo una escalera si cabe más vieja que el. Temí por Alfredo, pero al ver que trepaba con tanta soltura me tranquilicé y aguardé lo que me parecía una semana entera. Tomo la espada del soporte y manteniendo el equilibrio saco del bolsillo de detrás, el paño mas blanco que hubiera visto nunca. Quitó el polvo lo mejor que pudo en esa posición y bajó con la preciada pieza enganchada torpemente bajo el brazo izquierdo.
Giró sobre sus talones con una gracia inusual para un hombre tan viejo y me entrego la espada con complacencia. Intente no llorar para no quedar como un flojo frente al hombre, pero sentir el peso sobre mis manos, fue la mejor sensación de casi todo el año. Era mas pesada de lo que imaginaba,  creo que casi llegaría al kilo 400 grs. La metí  con cuidado en mi valija de alta seguridad y salí de la casa lo mas rápido que pude.

Pesaba casi 1k 400 - Rozio


Buscando entre la basura encontré estos hierros enredados. Yo no soy muy listo, pero fui capaz de ver algo en ellos, aparte de tuercas y engranajes oxidados. Sin pensar más, lo metí en la bolsa con el resto de cosas útiles encontradas en el día. Al llegar al refugio se lo entregué a Andrés, y me quedé mirándole, esperando su aprobación. Cuando lo cogió entre sus manos, el entrecejo se frunció en un gesto de extrañeza, pero un segundo después, se le iluminó el rostro con el gozo del entendimiento. Me sonrió y dijo: Aún no lo sé, pero creo que puedo hacerlo funcionar. Me revolvió el pelo, aún sonriendo y añadió: Creo que te voy a dar una gran sorpresa.

No me contó nada más. A partir de ese día, se encerró en el taller y empezó a trabajar. Yo seguí haciendo mis rutas diarias en busca de comida para nosotros, pero ahora iba más rápido y siempre volvía antes, con el interrogante aflorando en mi cabeza ¿Habrá terminado Andrés?. Pero cuando llegaba, él sólo levantaba la cabeza un momento, me saludaba y seguía trabajando en el artefacto. Y yo esperaba, solo, a ver que diantres salía de la mesa del taller.

Desde que acabó la guerra las noches son puro silencio. Andrés y yo nunca hablamos para no romperlo, tan sólo nos sentamos juntos en la puerta del refugio, uno junto al otro, observando las estrellas y evitando recordar cualquier cosa de antes de nuestro encuentro. Ahora me siento yo sólo, mientras Andrés trabaja, pero ya no tengo miedo como antes, como cuando llegué al refugio y aún caían bombas.

De pronto, me doy cuenta de que Andrés está a mi lado. No sé cuanto tiempo llevará ahí, pero está claramente sonriendo. Le miro fijamente y él me entrega uan pulsera metálica. Tienes que ponértela para que te siga en tus expediciones y guiarle. ¿guiar? ¿a quien?... Andrés sacó de su lado un robot pequeño, con cuatro patas. No pesaría más de 1 kg 400. ¿Nunca tuviste un gato antes? Me preguntó con sorna. Entonces lo dejó en el suelo y el gato-robot empezó a andar hacia mí.

Pesaba casi 1,400 kilos - Silvia

El último viaje, la última despedida. La casa que la había protegido los últimos diez años le cerraba sus puertas, la abandonaba sin que ella mostrara más que resignación, una especie de triste aceptación. Se quedó unos instantes contemplándola, con lágrimas en los ojos y un pensamiento que se repetía en su mente: “cuando la vida te da la espalda, te da la espalda”. La espalda de la vida, inabarcable, dura y muy fría se le había puesto delante cuando su brillante carrera laboral se vio truncada repentinamente. Ella, que siempre había sido buena escaladora, no se atrevió con semejante mole de granito, así que se quedó mirando las piedras que iban creciendo a su alrededor. La última piedra, la pérdida de su casa, le resultaba especialmente cruel, sobretodo porque el piso al que se mudaba era un lugar encogido y húmedo. Ella lo aceptaba como si estuviera recibiendo un castigo por haber sido demasiado ambiciosa.
Arrancó el coche mientras una fina llovizna empezaba a caer. El camino que le alejaba de su casa se le antojaba interminable. Entonces vio el bulto en mitad del camino. Parecía un trapo, o un jersey, abandonado con descuido bajo la lluvia. A punto estuvo de pasarle por encima cuando vio que se movía. Temblaba… ¿temblaba? Sí, sí, estaba temblando. Detuvo el coche y se acercó a examinarlo con precaución. Lo movió con la punta del pie y descubrió un pequeño perro de pelo largo y sucio. Parecía un cachorro y le miraba suplicándole desde las puertas del infinito. No dudó más. Lo envolvió en una toalla que llevaba entre las miles de cosas de la mudanza y lo llevó directamente a un veterinario. Éste le informó que se trataba de un bichón maltés, una raza muy apreciada como perro de compañía y de exhibición. De pequeño tamaño, sus melenas pueden crecer hasta el suelo por lo que, lustrosamente peinados y decorados con lazos, sus dueños los presentan a concursos. Este ejemplar, por desgracia, había sufrido un gran golpe producto, quizás, de un atropello. Tenía varias costillas rotas y una de ellas le había perforado un pulmón, por lo que debería permanecer en la clínica veterinaria varios días. Su estado era muy grave.
Aturdida, se dirigió a su nuevo hogar, pensando de nuevo en la espalda de la vida. A este perrito la vida se le había puesto de culo más que de espalda… Al menos ella tenía salud, podía considerarse afortunada. Pero el cachorro no tenía nada… bueno, ahora sí. La tenía a ella. Centraría sus energías en cuidarlo y darle una oportunidad. Si sobrevivía, claro.
Pasó varios días visitando frecuentemente la clínica y el pequeño bichón iba evolucionando lenta pero favorablemente. Por fin pudo llevarlo a casa donde le cuidó con mimo. Centrada en la recuperación del pequeño ser fue olvidando el mantra que le había acompañado últimamente y la espalda de la vida se fue alejando de su mente. Ver cómo empezaba a caminar, a mover la cola, a comer, y cómo la miraba con ojillos agradecidos llenó de alegría y luz sus días. Sus dificultades económicas y sus preocupaciones pasaron a un segundo plano y dejó de atormentarse. El pequeño bichón, cada día más alegre y vigoroso, recuperaba la vitalidad y le seguía allí donde fuera. Ella disfrutaba cepillándole la melena, que crecía brillante. Tan orgullosa se sentía de su mascota que la empezó a llevar a concursos y exhibiciones. Comprobó con asombro lo bien que se entendía con los perros y lo a gusto que se sentía entre ellos. Así descubrió su vocación, y todo empezó a rodar. Conoció gente muy agradable, enamorada de los perros y pronto le ofrecieron un trabajo en una granja de acogida, donde también cuidaban mascotas temporalmente. Se mudó allí y le parecía estar viviendo un sueño. Se sentía plena y feliz.
Un día, acariciando y peinando a Luz, su pequeño e inseparable bichón maltés, se sorprendió pensando “cuando la vida te da la cara, te da la cara”.

Lo miraba fijamente - Antonio

Lo miraba fijamente. Pesaba casi 1,400 kilogramos.  Apenas un dos  por ciento de su peso corporal adulto.  Llevaba observándolo casi una hora, un privilegio al que no estaban autorizados los pacientes. Su caso era distinto. Quería mirar cara a cara al huésped incómodo que se había rebelado. Sabía que en parte todo era culpa suya, pero también sabía que él le había empujado a salir antes de tiempo. La ironía del destino quizá. Siempre había arriesgado, siempre le había gustado jugar. Sabía que para ganar, había que estar dispuesto a sacrificar peones, a dedicar tiempo a la estrategia y a sobrellevar pérdidas cuyo dolor se diluye en el tiempo y el éxito de los pequeños triunfos cotidianos. Confió siempre, como hacemos casi todos, en los pequeños porcentajes que nos pueden llevar a una situación de privilegio, ganar la lotería, las quinielas, los concursos televisivos con grandes botes. Sabía que era cuestión de trabajo y tiempo. Sí el porcentaje de éxito es bajo, pero existe, me puede llegar. Desdeñó, como hacemos casi todos, los pequeños porcentajes que nos pueden arruinar la vida, una catástrofe, un accidente inesperado, una enfermedad terminal. Hasta hacía una semana había jugado siempre con las cartas marcadas y con lo que él creía mínimos riesgos. Casi tenía ganada una partida más, en un mes se licenciaba en ingeniería industrial y ya pasaba a jugar en otro escenario. Había llegado aquí desde un barrio de suburbio de Paris. Era el primer universitario de su familia, y probablemente el primero de su vecindario. Había sobrevivido a esa miseria, a las bandas, a la policía, al sistema educativo y a la estigmatización social. Había dominado los pequeños porcentajes y había logrado sobrevivir y culebrear entre el sistema hasta llegar a una posición que no parecía hecha para él a priori. Casi estaba hecho, hasta que comenzó a sentir fatiga y a amarillear. Al principio no le dio más importancia, sabía que podía ocurrir, lo ponía en el contrato, sólo tenía que ir a los laboratorios y pedir atención médica, interrumpir el tratamiento experimental de pastillas, y esperar. Sólo un contratiempo. No importa. Encontraría otra forma de ganar el dinero que le faltaba para redondear su año académico. Servir de cobaya para unos laboratorios no era la única opción, aunque fuese la mejor pagada, y los riesgos, al lado de los beneficios económicos, eran, sobre el papel mínimos.  La cara de desconcierto del médico en los laboratorios explicándole que debía ir a un hospital a recibir atención especializada encendió su luz de alarma. Las amenazas de un directivo explicándole que debía respetar el contrato y no rebelar nada de la prueba de medicamentos acabo de confirmarle que estaba dentro del porcentaje, mínimo, insignificante, que, al parecer, siempre le ocurre a los demás.
De eso hacía sólo una semana, parecía la última hasta ayer. Hoy mira fijamente el hígado que reposa en una caja sin tapa sobre la mesa de aluminio, el mismo que ha agonizado por una hepatitis fulminante dentro de su cuerpo hasta hace unas horas. El que apenas llega al kilo cuatrocientos gramos, y que estaba dispuesto a perder la guerra matando a su rehén.

Cuaderno de bitácora: sesión 52

15 de septiembre de 2013, siete de la tarde, reunión en Can Ignasi. Asistimos a la sesión: Pau, Paco, Romanie, Anahi, Rocio, Silvia, Cristina y Antonio.

Ejercicio:  Esta sesión hemos de escribir un texto a partir de introducir en un buscador la frase: "Pesaba casi 1,400 kilos". A partir de ahí escogemos una de las entradas que encontremos y nos motive, y escribimos un texto.

Hoy compartimos la lectura de los textos de Romanie.

- Lecturas compartidas:
  • Romanie: "Flashback" 
    •  http://elgrupociento34.blogspot.com.es/2013/01/flashback-romanie.html
  • Jorge Wabensberg: "El gozo intelectual"

¿Fluyes o remas? - Anahi

Soltó el remo y se miró las manos, estaban irritadas y las sumergió  en el agua de forma involuntaria. El contacto del agua  helada con las manos la transporto a la realidad,  aprovechó para refrescarse el cuello y la cara. Le apeteció tanto beber, pero no podía fiarse. Llevaban mas de 7 horas en la pequeña embarcación y ya no podían remar más.
Aprovecharon el cambio de corriente para dejar fluir la pequeña embarcación, el descanso la lleno de alegría, borrando de su mente el accidentado  y precipitado embarque, quien las mandaría a tomar ese maldito paquete de vacaciones al limite.
-    ¿estás segura que vamos en la dirección correcta? Se apresuro a preguntarle a su amiga.
-    Creo que si. Tampoco era tan difícil. Dijo sacaba del bolsillo del chaleco un trozo de papel emborronado y leyendo mientras en voz alta …Seguir la rama del río mas ancha durante al menos 3 días para encontrar el próximo poblado.
-    No estoy tranquila … la ultima bifurcación me hizo dudar.
-    No empieces otra vez, y aprovecha el paisaje, en una par de horas tendremos que buscar un buen lugar para el campamento, me preocupan más los animales nocturnos.
Miraba el exuberante paisaje de forma hipnótica, nunca había visto tantos árboles y  pájaros, el sonido del bosque era intenso. Pensó que ojala no tuvieran que remar más. el suave cause del río era embriagador.
No habrían pasado mas de 10 minutos cuando notaron que la corriente era mucho mas intensa, a lo lejos un ruido atronador, se miraron aterradas, eso  solo podría significar una cosa…
Gritaron al unísono…CASCADA!!!

Remaron con todas sus fuerzas olvidándose del cansancio y el dolor, nunca se había sentido tan fuerte y tan viva. Ningún pensamiento ocupaba su acalorada mente y estallo en júbilo al sentir bajo la endeble embarcación el rascar de la orilla.
Saltaron más de metro y medio y como si fueran una sola persona, alzaron la embarcación sobre sus cabezas y corrieron unos 10 metros en dirección al bosque. Cayeron de rodillas y se abrazaron como nunca. Sintiendo el desbocado corazón de su amiga entre sus brazos sintió que nunca había sido mas feliz.

Un cuento de mar - Silvia

Érase una vez, en una pequeña isla perdida en medio del mar mediterráneo, un joven pescador solitario llamado Mariano. Vivía Mariano en una pequeña casa sin más compañía que su gato, y no recibía visitas pues bien conocido era su mal carácter y su poco interés por las demás personas. Mariano salía cada día a pescar en su bote de vela y vendía el pescado que no necesitaba para comer. Lo que ganaba lo guardaba, pues apenas gastaba, pensando en las cosas que haría en el futuro: comprarse un barco de motor, viajar quizás
Aquel día Mariano se levantó más tarde de lo habitual. Una espesa capa de nubes cubría el cielo, amenazando con lluvia. Pero como no llovía y Mariano se consideraba un experimentado marinero, decidió salir igualmente a pescar, pensando que pescaría el doble al quedarse sus colegas en tierra. Al llegar a la playa encontró a una bella joven cosiendo y reparando unas redes. Era María, una amiga de la infancia con la que dejó de relacionarse al crecer. La vió de lejos y le pareció hermosa. Ella levantó la vista y le dijo Mariano, tú que tanto sabes del cuidado y mantenimiento de los aparejos de pesca, ¿podrías quedarte un rato conmigo y ayudarme con esta red que intento reparar? Pero Mariano tenía un objetivo claro para ese día y, tras dudar unos breves instantes le contestó No tengo tiempo, me voy a pescar.
-¿Con el día que hace? Nadie ha salido, se prevé tormenta. Yo de ti no iría.
-¿Quién prevé tormenta? ¿Los demás pescadores, que están esperando la ocasión para quedarse en el bar jugando a cartas? Hoy es un día como cualquier otro. Está nublado, y ya está. Yo he decidido ir a pescar y ya se me está haciendo tarde hablando contigo.
Echó la barquita a la mar e izó la vela. Un fuerte viento le empujaba veloz mar adentro y enseguida estaba echando las redes. Miró al cielo plomizo y confió en su buen criterio. Al rato empezó a llover y el mar se embraveció repentinamente. Decidió entonces recoger las redes y le sorprendió ver que un único y minúsculo pececillo había quedado atrapado en ellas. El pececillo le miró a los ojos y le dijo, con voz suplicante: -Mariano, devuélveme al mar. Yo soy pequeño y no podrás ni alimentarte de mi. En cambio, si me devuelves al agua, creceré y entonces me vuelves a pescar y podrás hacer una fiesta conmigo. Pero tal era la frustración y el mal carácter de Mariano que le contestó: -Mira pececillo, todo hombre que tenga la mente clara sabe que es mejor tener poco hoy que mucho mañana. Y metió al pececillo en su cesto. El viento había arreciado y las olas, grandes y fuertes, hacían tambalear la pequeña embarcación. Izó la vela para regresar y una fuerte racha de viento la rasgó haciendo casi tumbar la barca. No le quedaba más remedio que volver a remo. Miró hacia la costa a través de la lluvia, cada vez más fuerte, y descubrió que se hallaba más lejos de lo que esperaba. Tendría que remar mucho para llegar, pero no vió otra alternativa. Sacó los remos y remó y remó y remó. Las olas le empujaban mar adentro y él remaba contra corriente. Seguía remando y la costa no se acercaba. Estaba agotado y seguía remando. Remó hasta perder el conocimiento y en ese estado de inconsciencia se le apareció la Virgen del Carmen vestida de sardina. Resplandecía toda ella envuelta en escamas plateadas y se le acercaba parsimoniosamente mientras le dirigía las siguientes palabras:-Mariano, querido Mariano. ¿Se puede saber qué estás haciendo aquí? ¿Cómo se te ocurre echarte a la mar con el día que hacía? Relájate un poco, hombre, mira a tu alrededor y escucha a los demás. Fíjate en los pececillos, ellos se dejan llevar a dónde la corriente les empuja. ¿Por qué quieres tú ser diferente?¿Te crees mejor acaso? En tu afán de remar te vas a dejar la vida. Y ahora que te he pescado me toca a mi decidir si vives o si mueres
Cuando abrió los ojos el sol le hirió. El mar, en calma, mecía suavemente su barca sobre la que no quedaba nada más que él mismo. No tenía remos, ni cesto, ni nada. Buscó la isla con la mirada y la descubrió lejana en el horizonte. Intentó relajarse y se dejó llevar por las olas. Constató al rato que la corriente le llevaba en la dirección adecuada. Sonrió y pensó en la Virgen. Gracias! Dijo, mirando al mar.

¿Remas o fluyes? - Diana C

Creía que me había doctorado en esto del fluir cuando dejé todo por un golpe de olfato que me llevó a dar mi salto trasatlántico. Una vez allí me moví para cubrir todas mis necesidades utilizando el mismo método simple y directo: preguntar por las mañanas a mis tripas a dónde querían llevarme. Yo, aunque no entendiera de sus motivos, siempre les hacía caso. Y no me defraudaron. Como mínimo me conducían a días sencillos y agradables. Como máximo a conseguir piso, trabajo, y algunos días – más de uno– a coincidencias sorprendentes y abrumadoras.

Debo decir que esto, aunque siempre presente en mi vida, se me fue olvidando a mi regreso. Me desentrené un poco. El I ching dice que la verdadera quietud consiste en estar quieto cuando toca estar quieto y en moverse cuando toca moverse, pero le perdí un poco el pulso a este ritmo. Parecemos querer, constantemente, tener respuestas absolutas a la vida –poder quedarnos en un solo lado de la existencia.

En esto andaba pensando en el catamarán, viendo el sol caer. Zack se había ido a atender una embarcación herida y Marina me hacía señas a lo lejos desde la tabla de windsurf. Había aprendido el día anterior –ya conocedora de los vientos fue capaz de manejarse sobre la tabla en unos veinte minutos– y había decidido aventurarse a probar, esta vez sola, sin tener en cuenta que no se había fijado ni por asomo en cómo se montaba la vela. La botavara estaba demasiado alta y el armatoste se le había vuelto, a pesar del poco viento, ingobernable. Me hacía señas a lo lejos ya rendida, tumbada sobre la tabla y remando con los brazos para llegar hasta el catamarán. Pero le venía el viento de frente y no se movía del lugar.

−    ¡Ven a por mi! –gritó.

Yo me asomé al pequeño dingui lleno de remos, de nuestras bolsas y algunas chanclas. A la venida había intentado remar y lo hacía con tanto empeño y fuerza que no lograba acompasar el toque de mi remo en el agua con el de Marina. Solo había logrado que la embarcación se ladease, entorpeciendo la navegación. Tampoco había manejado nunca el motor y a aquel rescate solo le imaginaba un resultado desastroso que en lugar de una naúfraga a la que rescatar dejase a dos a la deriva. Le grité que no me atrevía.

−    Suelta el dingui, súbete y no hagas nada.
−    ¿Qué?
−    ¡Que no hagas nada! El viento, tal como viene, te va a traer hasta mí.

Hice lo que Marina pidió. Solté el cabo, subí a la barca y no hice nada. Ella tampoco, flotando sobre su tabla. Nos mirábamos y nos reíamos. Pasó un barco francés y le saludamos. Pasó una gaviota. Ella esperó y yo esperé hasta que el viento, de un modo impecable y exacto, me llevó hasta ella. Puso el motor en marcha y regresamos al catamarán justo cuando Zack volvía.

Me pregunté qué hubiera pasado de haber sabido remar mejor, y vi que era posible que ni siquiera hubiera llegado mucho antes que siendo suavemente empujada por el viento –aunque sí, probablemente, más cansada. Tan solo habíamos necesitado de una persona capaz de leer el viento y otra capaz de seguirlo para salvar la situación. Las corrientes saben bien, bien de sobra, a dónde van. Y si tú también lo sabes, bueno, entonces quizá sea mucho más sencillo si te subes en una de esas corrientes y confías en su secreto caminar por el mundo. 

Era una de esas mañanas - Antonio

Era una de esas mañanas, no sé si me entiendes. Era una más de todas las mañanas, pero no sé porqué, tenía la sensación de que había algo diferente, algo nuevo. ¿Me entiendes? Estaba como siempre en la mesita de la cocina, al lado de la ventana. Tomaba mi té rojo y veía lo de siempre, el movimiento en la calle, la tienda de Mike con todas las cajas de frutas y verduras en la calle. Me gusta estar ahí hasta las nueve o las nueve y media, que es cuando el sol empieza a golpear la ventana.
Estaba solo, Patty, se había ido a trabajar, y no necesitaba nada. Ella se preocupa por mí, me lo deja todo preparado siempre, y, sí un día estoy mal, sabe cómo aplacar mis demonios. Pero hoy, me he quedado más tiempo allí, mirando. Intentaba recordar desde cuándo conocía a todos los que conocía al verlos, y quiénes debían de ser los desconocidos. Es mi barrio, he crecido aquí. En un tiempo quise irme, pero no debí de intentarlo con demasiado ímpetu, porque aquí sigo, y ya no pienso en largarme.
Entonces he pensado que debía de hacerlo, que debía de bajar y dar una vuelta. No he querido esperar, sino ya sabes que me quedo en casa. Tan sólo he cogido una chaqueta y las llaves, y he salido. Tenía miedo, pero la emoción podía más. En la calle el sol apretaba más fuerte que arriba en la cocina, y me he parado a dejar que me calentase el rostro. Mike me ha gritado desde el otro lado de la acera y el muy loco me ha lanzado una manzana. Guau, ha sido como hace veinte años, cuando el era el lanzador del instituto y todos lo admirábamos. Y yo he sido capaz de alcanzarla en el aire. ¿Te das cuenta? Mike ha aplaudido cuando la he cazado y me ha gritado eres grande tío, eres grande. Eso me ha dado fuerzas, y he bajado la calle camino del parque. He ido remando, como dice Patty. Pero cuando he llegado al sendero del parque, no había casi nadie, y entonces, me he dejado llevar. Sí. He cogido impulso y me he dejado llevar. Ha sido increíble. Tenía tanto miedo. He llegado casi hasta el final del parque, y me he sentido vivo. Por eso he venido a verte Taylor, por eso he cruzado las tres calles que separan el parque del cementerio.
Taylor yo sé lo que es nadar contracorriente, créeme, la prisa, los sueños. No hay que remar tanto, hay que dejarse fluir, quiero decir, hay que remar con lo que tenemos, hay que saber descansar y dejarse llevar. Quizá haya que saber hacia dónde vamos, no sé, quizá. Pero créeme no es tan importante el cuándo lleguemos.  Todo eso lo he sentido esta mañana, ¿ves? Y por eso he venido hasta aquí, solo, por primera vez desde el accidente, con la silla de ruedas. Hay que dejarse fluir, y sólo remar para corregir mínimamente el rumbo. Quiero decir, Taylor, ¿de qué sirve el viaje si no sabes disfrutar de él?

Elogio a Shakespeare - Cristina

Fluir o remar, esa es la cuestión. ¿Qué es más noble para el ser humano, dejarse llevar por las corrientes que nos rodean y así esperar nuestro destino o tal vez remar en busca de él?
Decidir, sopesar...nada más. El miedo a fluir como un río es acabar en una desembocadura desconocida. El miedo a remar es agotarte y no lograr tu objetivo. Sin embargo,¿quién no ha deseado alguna vez descansar los brazos y dejarse llevar por lo desconocido, quién no ha deseado dirigir el timón en algún momento de su vida?
Nosotros somos nuestro campo de batalla, mientras nuestros sueños permanecen inmóviles esperando la ansiada respuesta.

El gran rio - Pau





"Sé libre alma fluvial. Vé: desemboca en el mar vasto, canta y sueña.
Para en un remanso, una mañana clara, donde el amor venga a besar tu boca."
         José Hierro




Desde que tengo memoria, fluyo en este gran río. En mi recuerdo forman un remolino los días de calma, en los que nada se movía, con los de aguas vivas y revueltas, torrenciales.
Pero yo siempre fluía.
Las orilas, unas veces cercanas, hasta casi tocarlas; otras muy lejos, como tierra desde alta mar, enmarcan mi devenir.
He sorteado escollos afilados dejando en ellos, atrás, trozos de piel y carne.
He disfrutado del sol, la lluvia y las estrellas en noches claras y mágicas envueltas en el perfume de orillas amables.
He visto sobrepasarme a gente remando frenéticamente, hacia un destino extraño e impostergable que ignoraban.
Hubo quién, poco a poco, pasaba remando a ratos, pausadamente y sabiendo fluir con corrientes favorables, y yo, alguna vez intenté unirme a ellos, a su ritmo, seguirles, pero no fuí capaz.
Hace días que percibo en el aire la atomización del agua batida y el bramido imponente de la gran catarata.
La mayoría de los que remaban con frenesí, yacen despanzurrados en el fondo del barranco.
Los que supieron remar y fluir, han encontrado un remanso donde esperar la próxima y fatal crecida, inexorable, disfrutando de un último y plácido fluir.
Y ahí voy yo, perfectamente consciente de hacia donde me lleva la corriente, con los remos inservibles por falta de uso, y por lo demás, con pocas ganas de usarlos.

¿Fluyes o remas? - Romanie


Escucho esta pregunta y me siento aludida. Es "situacional". Una pregunta que es prima de ¿Dónde estás? ...Observo la imagen que se crea en mi cabeza.
Cuando siento que fluyo, el universo en el que habito es un gran puzzle, y sus piezas todas encajan perfectamente. Cuando fluyo me siento en sintonía, confío en la vida y me crea una sensación de felicidad. Otras veces remo. Esa imagen es la de estar en un temporal del que tengo que organizarme para salir a salvo. Mi mirada se tiene que fijar en un punto dado, fuera del temporal. Mi cuerpo se tiene que mover repetida y ordenadamente hasta recuperar la fluidez.
Mientras fluyo, pienso que para mantener este estado debo seguir remando, para no perder la forma. Siempre llegan tormentas y hay que saber remar. Creo que todos pasamos momentos fluidos y momentos en los que remamos.
Y ahora, ¿Cómo me muevo?
Mientras fluyo voy remando...la situación es la que es, la acepto y la disfruto, mi esfuerzo de remar.
Mientras remo, fluyo. La situación requiere que reme y al remar y sudar en su proceso, me encuentro fluyendo.
Ambas situaciones son ciertas. Creo que por eso me gusta esta pregunta, porque se queda abierta después de hacerme viajar por diversas situaciones. Es "experiencial".

Cuaderno de bitácora: sesión 51

1 de septiembre de 2013, siete y media de la tarde, reunión en Can Blai. Asistimos a la sesión: Pau, Jason, Romanie, Anahi, Rocio, Silvia, Cristina y Antonio.

Ejercicio:  Esta sesión hemos de escribir un texto a partir de la pregunta: "¿Fluyes o remas?".

- Lecturas compartidas:
  • Kenneth Resroth: "Cien poetas chinos".
  • Leonardo Da Vinci: "The flight of the mind" (biografía)
  • Elizabeth Kubler-Ross: "La rueda de la vida" (memorias)

El juicio de Water In The Morning - Romanie


A. ¿Qué significado tiene para ti llamarte Rocío?
Ahhhh.... yo relaciono mi nombre con Andalucía porque mi madre vivió en Sevilla, pero creo que siempre me ha gustado porque está relacionado con un fenómeno natural, siempre me ha gustado mucho traducirlo al inglés. "water in the morning" (yo le pregunto que porqué no dice Dew..."porque con mi pronunciación nunca me entendían y lo empecé a decir así") Siempre he sentido que tengo mucha suerte de tener un nombre que signifique algo. También me gusta que no es un nombre de chica, acaba en o.
B. Quisiera que te describieras por fuera en seis palabras que te definan.
1. MORENA. pelo oscuro...solo eso.
2.RACIAL.....me refiero a que tengo unos rasgos que en muchos lugares del mundo me relacionan con los indígenas.
3. OJOS NEGROS.me parece importante y distintivo describir el color de los ojos.
4. FUERTE.(piensa) ...quizás más que fuerte, diría atlética. Me enorgullece tener un cuerpo que me responde cuando he querido hacer algo. Que guai ser fuerte!!
5. OSCURA.Me refiero a mi aspecto general. Gitanilla.
6.VOZ GRAVE. He llegado a odiar mi voz pero ahora he empezado a reconciliarme con ella. Sobre todo después de un comentario positivo que me hizo el primo de Antonio hace tiempo. Incluso me apetece redescubrirla y trabajarla.

C. Descríbete por dentro en 6 palabras.
Ohhhhh..... esto es muy chungo...dura...uf, una se podría poner en un lugar mucho más autocrítico y hablar, pero el reto va a ser intentar hacer un ejercicio de justicia conmigo misma. “Otra copa de vino por favor!!!”si, si creo que hay que hacer un ejercicio de no solo buscar las definiciones más duras sino las más justas. Y porqué seis? son muchas!
Yo aclaro que con esta pregunto los rasgos en sí y no su valoración ni positiva ni negativa....
1. LA SEGURIDAD. Soy una persona muy segura de mí misma. para lo bueno y o malo, sé que lo tengo. No tengo miedo a las cosas. sé que las voy a poder sacar adelante. La inseguridad en mí no existe (solo cuando tengo la regla, entonces soy la persona más insegura de este mundo). A veces me equivoco garrafalmente porque la inseguridad me impide ver cuando estoy haciendo algo mal. No me cuesta tomar decisiones.
2.    CREATIVIDAD. No me refiero a ello en el hecho de estar produciendo materiales constantemente que eso me gustaría, ya llegará, sino en el sentido de la imaginación. No sé cómo explicarlo bien pero tengo la sensación de siempre tener soluciones creativas para las cosas. Guardo un montón de libretas con ideas y proyectos pendientes.
CRÍTICA. Aquí es en el sentido negativo. Me cuesta muy poco decidir si alguien se equivoca o no...y a veces me digo,” pues vaya tela, y tú qué sabes?” esto lo aprendí de mi hermano el mediano, que se presentó a oposiciones de juez y no aprobó, cosa que dijo que fue lo mejor que le pasó, porque ya en su vida se considera un gran juez. Con esto que me contó me sentí super identificada, y es algo que aprendido a corregir, aunque mi tendencia natural es juzgar, luego hay otra parte de mí que dice !Corta!! La parte buena de este rasgo es estar siempre alerta y tener un sentido crítico para digerir lo que nos rodea, más hoy en día con lo que está pasando por el mundo
subpregunta: ¿Porqué crees que tienes esta tendencia?
Creo que hay algo allí en la educación tremenda. No lo veo ajeno 100% en mi familia. Creo que mis padres son personas con valores muy fuertes, a rajatabla, eran muy estrictos con sus valores y nos han enseñado a ser así también. Mal gestionado, no vale juzgar a los demás como uno se valora a sí mismo, cada persona es un mundo, no se puede hacer eso, lo odio. Estoy ya muy entrenada y he aprendido a morderme la lengua, creo que se es más feliz son juzgar.
4.    FIEL. Cuando digo que soy Fiel me refiero con respecto a la gente. Si la gente me gusta me encanta ser superfiel y me parece que es una maravilla poder decir “esta persona me cae bien y me entrego” Me dispongo a sentirme libre, a no juzgarla, a apoyarla a entenderla....esta persona quizás es un maldito desastre pero yo le quiero y pueden todos hablar mal de ella y yo la seguiré apoyando, defendiendo, y sobre todo con la pareja.
Subpregunta: ¿Y si te decepciona?
Me hundo en la miseria, Lo sufro y probablemente hago un pequeño tachón y una cruz. No duermo y me como la olla, infernal.
5.    CARIÑOSA. Me ha salido así porque sí que creo que soy una persona cariñosa. Con los amigos, con la pareja, con la gente, con los niños, no sé, con todo. Me gusta la sensación de expresar el cariño, no me disgusta nada.
BÚSQUEDA DE LA COHERENCIA. Para mí es una de las grandes virtudes de las personas, incluso cuando uno es coherente con sus defectos no puede ser juzgado. A veces es la tabla de la salvación. Si la gente es coherente me encanta, y también ser coherente conmigo misma. A veces me preguto cuánto soy de coherente. También me supone una cualidad para tomar decisiones. Me ayuda a tomar decisiones si pienso en la coherencia. A veces hay que agachar la cabeza y hacer otra cosa porque resulta que es más coherente. (dice mientras mastica pan para acomapañar un delicioso queso!)
D.    TENEMOS CINCO O SEIS SENTIDOS EN EL CUERPO. YO SOY DE LAS QUE PIENSO QUE TENEMOS SEIS, PERO TE LO DEJO ABIERTO A QUE LOS VALORES DEL UNO AL CINCO O SEIS COMO MÁS IMPORTANTES?
1.    LA VISIÓN. Sin dudarlo.
EL OÍDO.
EL SABOR.
EL OLFATO.
EL TACTO
EL SEXTO.
1.    ¿CUANDO MIRAS, QUE USAS PARA VER? ¿LOS OJOS O MÁS SENTIDOS? (se ríe!) Creo que la visión lo es todo. Una vez leí un libro que se llamaba la búsqueda científica del alma y se basaba en el análisis de la visión. Creo que ves con todo, el presente, el pasado, todo. ...seguro que si la pierdes, desarrollas otros sentidos para compensar, pero hoy, con todo en regla, la visión es el alma.
OÍDO.¿CÓMO ESCUCHAS?. Para escuchar uso el presente totalmente, el oído es presente 100%. A veces el oído es incluso molesto, oigo conversaciones cuando no quiero. Si estoy bien, todo estupendo, sino mal...presente.
EL SABOR. Uffff...el oido lo he puesto solo en segundo lugar por la música pero este es también casi igual de importante, pero creo que no me gustaría perder la música por el oído.Aunque el gusto tampoco es menos importante, pero en cuanto a la funcionalidad elevo el oído. El sabor forma parte de las reuniones con los amigos mientras hablas, es un complemento perfecto. El gusto trabaja a diario, siempre estoy buscando el mejor sabor, no vivo pensando: “bah, tengo que alimentarme, vivo pensando en el sabor más maravilloso que puedo conseguir cada día, además creo que es una puerta a muchas sensaciones, recuerdos de la infancia o experiencias, es una llave que abre puertas.
OLFATO. Entre el olfato y el gusto tampoco sé qué diferenciar. El olfato solo lo he pensado por los aromas de la naturaleza que son muy chulos. Solamente por las flores. Yo soy botánica y tengo adoración por la flora.
EL TACTO. Al final es el que menos. No soy muy táctil, no sé, por algo lo habré dejado para el final. Yo siempre lo he entendido como la sensación de la piel, tampoco busco tocar las cosas para saber cómo son. Con el rollo del sexo el tacto es muy importante, claro, imagínate no sentir una caricia, qué dramón, infernal, pero por algo será, es a lo que menos importancia le doy, no soy muy táctil.
SEXTO SENTIDO. ¿QUÉ PASA CON EL SEXTO SENTIDO? No lo entiendo en los términos en los que tú lo manejas seguro. Yo entiendo intuición. La intuición la manejo todos los días, es básica, es la clave del conocimiento, la he separado porque no la se manejar con las otras cinco. Hay que escuchar lo que te dice el estómago en el primer contacto con una situación, debería escuchar mucho más a mi sexto sentido.

Dos cervezas muy frías - Anahi


    
                                         El y punto, somos nosotros.
Un día por la tarde en una pizzería  de Ibiza, de forma espontánea, Antonio propone realizar la entrevista que nos gustaría compartir con el grupo 134. Con un par de corazones voluntariosos y frente a 2 jarras bien frías de cerveza comienza una experiencia única.
Una diabola y una de parmeyano por favor.
¿Qué es lo que más admiras de tu padre?
Es muy inteligente. Se entera de todo muy rápido y tiene capacidad para captar las cosas. Como leer planos. Aunque la constancia no es su punto fuerte.
¿Cuál es tu comida favorita salada.
No tengo una sola comida. Es como con los colores y canciones. No entiendo por que hay que elegir una sola cosa…
¿Si te digo comida salada que dices?….. ahora mismo patatas fritas con huevo. Pero eso no      quiere decir que sea mi comida favorita. Me encanta una cosa que hace mi padre… el Bollo   papa. Una cosa curiosísima. La carne a la braza de Guille. Pau con sus paellas.
Incluso hay comidas que me recuerdan a personas o gente.
¿Cuál fue la primera vez que sentiste la libertad?
Desde muy joven. Especialmente cuando trabajaba con mi madre.
No lo veo como un romper hacia la libertad. Mas bien,  el camino a la independencia.
¿Algún libro que te halla marcado en esta vida.?
Hay tantos. El que más leí fue la cartilla. Cuando iba con Jason al instituto. Leímos los 5 y el primer tomo de los 5 lo leímos como 8 veces. De literatura UMBERTO ECO EL PENDULO DE FOUCAULT, me encanto. El grado cero de la escritura.
¿Un condimento o especia recurrente en la comida?
Pimentón dulce. Comino. Y el aceite picante que hago yo mismo.
¿Un sitio que si o si tengas que visitar?
 Es el pulso de los lugares, los pueblos, lo que me atrae y me gusta. Son los lugares donde puedo extraer la experiencia de intercambiar con la gente. Sentir que yo puedo ser parte de ese sitio. Me gusta pensar cuando llego a un lugar que me quedo a vivir. Y como sería yo viviendo allí.
Me gustaría visitar Brasil algunos sitios en concreto de la costa, sin embargo si tuviera que escoger un lugar para vivir fuera de España en el que hubiera estado, seria México.
 ¿Cuál es tu refrán de cabecera.?
Yo he crecido en una casa donde mi madre habla con refranes continuamente.
La mayoría son de control social,  para que te conformes con el tipo de vida que tienes, y que encuentres una escusa positiva sobre cualquier mierda que te pase, para consolarte en el mundo en que estás. Toda mi vida he oído, ¡al que madruga Dios la ayuda!
 A un tío le robaron el carro. Pues mas madrugó el que se lo llevó.
Eres mas guarra que la tía caca. Que hacia muñequitos de mierda y se comía la cabeza.
Son frases de mi familia que me dan hasta vergüenza.
Tampoco creo en el destino. Es lo que te ha tocado y punto. El y punto, somos nosotros. Lo que nosotros seamos capaces de cambiar. Todo no se puedo pero hay una parte que podemos cambiar.
¿Qué es lo que más admiras de las personas.?
La generosidad. Creo que las personas generosas son personas que están en el mundo para estar con los demás. Y solo no estás en el mundo. Tienen valor. Para mi, la amistad es generosidad. La avaricia envía este mundo a la mierda. Es el interruptor que enciende la mecha del final.
Un plato que te gustaría aprender a cocinar.
Ahumados. Es un proceso culinario. Creo que requiere un esfuerzo, un espacio una preparación, una calidad de producto, una leña apropiada.
¿Cuál es tu tinta en el tintero?
Tengo el tintero hasta arriba. Mmm escribir un libro, claramente. Una maratón
Ir al Himalaya. Tomarme otro año sabático. Mi mente no para, soy una persona demasiado asentada para la velocidad a la que va mi cabeza. Hacer un viaje con mi madre.
¿Cuál es tu referente familiar?
Mi familia es muy estrecha. Sin duda mi madre. Nosotros somos lo que somos por ella. Nos ha inculcado independencia y nos ha hecho reír mucho con sus incoherencias. Tiene una cualidad que admiro, que es reírse de si misma.
¿Cuál es el lugar en el que mejor has comido en esta vida?
España. El lujazo mas grande de comida que me dí fue en Los Pirineos con Javi y Manuel. Un homenaje de casi 5 hs de comida.
Tu sabor de helado
Turrón. En los Valencianos. Me pueden los recuerdos de niño. Es una fiesta.
¿Si tuvieras que ponerte una calificación como persona cual sería?
11 no puedo. En el global 7. Estoy contento conmigo, soy capaz de compartir.

Tic Tac es un buen nombre para un reloj - Antonio

TIC TAC ES UN BUEN NOMBRE PARA UN RELOJ

    Es agosto, a la caída del sol, primera hora del día en que el calor parece tener una brisa que lo borre. Hemos decidido hacer la entrevista mientras cenamos una pizza en “El Kiosko”.
    Para empezar a calentar motores, sin embargo, pedimos dos cervezas heladas que dan la pauta a las primeras preguntas.
    Las primeras tienen mucho que ver con la curiosidad que despiertan esas personas que han sido capaces de recorrer miles de kilómetros lejos de su lugar y familia de origen y acabar construyendo su vida en otro país.

•    ¿Cuál fue su punto de partida cuándo te marchaste de casa, qué querías?
•    Tener experiencias diferentes, irme. No era muy consciente de lo que hacía cuándo lo hacía.

•    ¿ Tenías una idea de dónde venías, cuando llegaste?
•    No, en absoluto.

•    Y con la perspectiva de 12 años, que es el tiempo que llevas aquí, se adecua a lo que buscabas?
•    No se si se adecúa, ya que no tenía ninguna idea de partida. Lo que sé es que ha superado mis expectativas en todos los sentidos. Ha sido como un segundo parto para mí, un despertar a la vida, a pesar de las experiencias negativas. El saldo es favorable.

•    ¿Cuáles son tus expectativas a partir de ahora aquí?
•    No sé, porque como proyecto vital mis expectativas van más allá del territorio en el que vivo ahora mismo. Me gustaría liberarme de algunas estructuras que tengo y que no me gustan nada. Me gusta vivir en España, y en este lado del planeta me favorece el poder viajar, aunque sean viajes cortos y cercanos. Desde aquí creo que se pueden hacer viajes interesantes con una variedad humana y cultural importante.

•    ¿Un sitio dónde te gustaría viajar?
•    Egipto. Porque es majestuoso. No he visto nunca un gran monumento. La torre Eiffel es lo más grande que he visto. Desde pequeña con los documentales de la tele, Egipto, ni México, ni la Antártida, ni Asia, sólo Egipto.

•    ¿Qué metas personales te gustaría alcanzar todavía?
•    Ufff! Muchas. Me gustaría ir a la universidad para estudiar, simplemente. Algo de medicina o que tenga que ver con la anatomía humana, o técnico de laboratorio. Creo que sería buena.

•    ¿Qué estarías dispuesta a sacrificar para conseguir eso?
•    Ahora mismo nada, por eso no lo hago. Pero eso no me dejaría vivir en Ibiza. Aunque no lo descarto en el futuro. Estudiar depende completamente de mí, pero aún no me siento fuerte mentalmente como para hacerlo. Mantener la concentración aún me cuesta.
•    Siento que tengo una vida un poco hippie en Ibiza, tengo unas herramientas básicas, y dónde me siento algo limitada. Laboralmente al menos, todo va por medias temporadas. No sé no siento que sea un sitio para mí con respecto a eso. Pero no es una prioridad ahora mismo, sino un sueño antiguo de los que todavía me gusta conservar. Ibiza es un sitio fantástico.
•    También me gustaría mucho pintar, y eso si que es algo que puedo hacer aquí, que se trata de un lugar propicio. No lo hago porque ahora no tengo ganas.

Llegados a este punto necesitamos una segunda cerveza, y una pequeña aclaración. Anahi es un nombre de origen guaraní y responde a la leyenda de la india que al ser quemada por los españoles dio origen al árbol de flores rojas Ceibo, el árbol nacional de Argentina. Tras unos sorbos helados estamos listos para continuar con la tanda de preguntas y respuestas.

•    ¿Si hubiese una característica tuya que pudieses cambiar?
•    Mi mente. Soy superrígida mentalmente.

•    Y una virtud de ti que te gustaría potenciar
•    La generosidad. Llevo unos años en que no me siento nada generosa. Me gustaría ser voluntaria, o trabaja en algo que ayudara de alguna manera. Es un asunto pendiente todavía.

•    ¿Cuál es tu idea de ti en un futuro de 10 años?
•    Ninguna. Nunca he sido capaz de pensar en mi más allá de un año. Y siempre son la mismas todas las navidades: voy a sacarme el carnet de conducir, voy a ir a ver a mi madre, voy a tener un trabajo mejor, voy a ser más feliz,… Esa es mi idea de todos los años.
•    No soy infeliz, pero no soy plenamente feliz. Lo malo de vivir tan lejos de dónde has nacido es que siempre estás dividido, y es como un gran agujero dentro. No me acostumbro a vivir otro tipo de relación con mi familia, a pesar de todo el tiempo que ha pasado. Siento permanente una profunda añoranza.

•    ¿Qué cosas son las que te ponen muy feliz?
•    Los niños. No sé si me gustaría tener niños, antes creía que no, pero ahora no estoy tan segura. Un hijo es un proyecto de pareja, y mi actual pareja me hace dudar, nunca había estado lo suficientemente a gusto como para pensar en una familia. Por eso ahora me lo replanteo, ahora no me da miedo y no me negaría. No estoy en el punto en que me haga ilusión, pero es la primera vez que no me aterra. Es una probabilidad simpática.
•    Siempre cuando estoy muy triste, busco niños, por ejemplo.


•     ¿Algo a lo que te gustaría invitar o a tus amigos?
•    A mis amigos de Argentina a la playa aquí, de noche, con fuego y guitarra, con todo.
•    A mis amigos de aquí los invitaría a bailar. Me encanta bailar. Bailar y los niños es lo que me hace más feliz. Si tuviera un hijo bailarín, sería la bomba. Aunque todos los niños son bailarines.

•     ¿Qué la cosa que tomas más en serio en la vida?
•    La sinceridad. Y lo que menos la ira. Inmediatamente, cuando alguien está enfadado, paso al chip de no pasa nada. Incluso cuando yo me enfado, aunque me lleve cuatro segundos más. Disgustada puedo estar muchas veces, pero con ira es muy extraño.

•    Y algo que te gustaría decirle a tu pareja, que no le hayas dicho nunca, que no sea ponme un clavo en esta pared para colgar un espejo.
•    Hay muchas cosas que no he dicho. Me callo el 90% de las cosas, es una característica de mi de la que no me siento muy orgullosa. No suelo decir lo que pienso y lo que siento. Básicamente porque creo que todas las cosas tienen muchos puntos, y no siempre son iguales, y que lo que pienso ahora puede cambiar en un tiempo, y por eso sólo digo aquellas que son urgentes o de las que estoy muy segura.

•    ¿Cómo te gustaría que te recordaran, o con qué frase te gustaría que te recordaran?
•    Feliz. Podría decirte coherencia, pero prefiero felicidad. Prefiero ser incoherente y feliz. Más que buena y simpática.
•    Y claro que me veo de abuela. Una viejecilla de éstas graciosillas, como mi abuela Carmen, con una casita en el campo. Es la representante más cercana de la vejez en mi familia,  y por la sencillez, es trabajadora, coqueta y organizada, aunque no haya sido buena, cariñosa o generosa, es un buen referente para mí.
•    Pero la persona que es un referente para mí en mi familia es mi nono Leonardo. Porque era un intelectual, bueno y muy inteligente.

•    Y si te tienes que poner una calificación como persona entre 1 y 10, cuál sería?
•    Cuatro. Tres es demasiado poco. Cuatro está empezando a mejorar.

•    Después de tantas preguntas, ¿Cuáles son tus conclusiones?
•    Como es la primera entrevista que he tenido en mi vida, y tampoco soy una lectora especial de entrevistas, no sabría cuáles son mis conclusiones. Aunque me gustan las preguntas y las respuestas.
•    Creo que es un ejercicio para conocerse a sí mismo. Yo he intentado ser sincera contigo, por ser tú.

Cerramos la entrevista después de dar cuenta de dos cervezas y una pizza por cabeza, de mucha emoción y de la sensación impagable de siempre aprender algo nuevo de la persona que amas. Nuestra conclusión final, camino de la moto es muy sencilla: Tic tac es un buen nombre para un reloj.


Entrevista de Silvia a Jason - Silvia

ENTREVISTA A JASON
Jason, alma libre, el hombre cuyo proyecto de vida es vagar con lo puesto y una tarjeta de crédito en la que se ingresen diariamente 100€. Amante del silencio físico y mental como forma de felicidad, sólo consigue este estado en determinados momentos de su vida ya que, muy al contrario, su mente es un torbellino de pensamientos acerca de  relaciones y posibilidades entre las cosas que pasan por delante de sus ojos.  Se declara falto de determinación, pues aunque las cosas pueden ser, bien pueden también no ser, lo cual abre un abanico tan amplio de posibilidades, todas ellas igual de válidas, que le incapacita a decantarse por una de ellas.
Tras diversos intentos frustrados conseguimos, al fin, concertar la cita. Aunque Jason era partidario de que le entrevistase mientras caminábamos por el campo, conseguí sentarlo en Santa Gertrudis frente a un te rojo que precedió a una cerveza. Aunque la entrevista empezó con poca energía, fue in crescendo a medida que las palabras iban fluyendo, y la mente se ponía en marcha.
-Dime algo a lo que le tengas pánico
-Me pondría muy nervioso si usaran conmigo esa tortura medieval en la que te abren y te cogen el intestino y empiezan a estirar (riqui-riqui-riqui) y te van sacando las tripas y tú sigues vivo. Me alteraría bastante. Bueno, hoy en día eso no se estila… También me da miedo tirarme al mar desde mucha altura, a partir de 15m. El pánico es una sensación de presente, muy de adrenalina.
-¿Tres cosas que te llevarías a una isla desierta?
-Me llevaría un manual completo de yoga, y estaría bien llevarse un hacha y una lima para afilar. Me llevaría a Romanie, pero no la quiero pudrir. Ella no querría estar el resto de su vida allí así que igual le haría una putada.
-¿Y tres personas que te llevarías a esa isla desierta?
-Dick Cheney, Vladimir Putin y Barack Obama. Para quitarlos de la circulación. Luego con el hacha me los haría picadillo, o los convertiría al yoga, no sé, pero por lo menos los sacaba de en medio. Haría un favor a la humanidad.
-Cuéntame la decisión más difícil que has tomado en tu vida.
-He tomado decisiones muy “chungas” pero no me ha costado decidir… Hay una muy difícil, pero no está decidida. Se trata de tener hijos. Esto es bien complicado. Yo no la tomaré, que la tomen por mi. Soy una persona irresponsable, yo no me puedo encargar de un hijo. Intelectualmente no tendría hijos. Es un drama que nazcan, en el concepto de mi percepción sobre la sociedad humana. Sobre el milagro de la vida individualmente puede estar bien, pero dentro del contexto de la humanidad es un desastre que nazca más gente. Luego, como sé que existe la maravilla de la existencia individual, si alguien quiere hacerse responsable de la criatura a mi me da igual, que puedo sembrar de semen de racimo todo el planeta. Yo tengo un esperma de calidad y una genética estupenda (hernia de tal, hernia de cual, el corazón hecho polvo…) pero bueno, aparte de eso, una calidad excepcional. Sería una lástima que se perdiera.
Decisiones difíciles que haya tomado…no las he tomado. Entonces, no son las más difíciles que haya tomado. Otra sería regalar todas mis propiedades, para no tener nada. Eso me ronda la cabeza, también. Pero no está tomada.
La más difícil que he tomado... me acuerdo de sufrir para tomar decisiones durante una partida de ajedrez, porque es imperioso tomarlas, el tiempo pasa. Y hay miles de posibilidades y todas hermosas y hay que tomar una y el tiempo pasa y debes tomarla. Y como en la vida creemos que tenemos más tiempo, esa angustia de la inmediatez no la tenemos.
-¿Uno de los momentos más felices de tu vida?
Si definiera la paz interior como felicidad, entonces la he experimentado cuando he estado muy enfermo, sin energía, sin notar el cuerpo. Esta misma sensación la he tenido al pegarme una paliza bestial en bicicleta. Estás totalmente fundido y llevas horas y horas y horas. Se te queda en blanco la cabeza y no notas el cuerpo. O cuando haces una sesión de yoga con bastantes inversiones y te pillas un pelotazo que te quedas en blanco. Es maravilloso, cuando no sientes el cuerpo, cuando ya no hay disociación entre el cuerpo y la mente. Normalmente no  sientes el cuerpo o, si lo sientes, no estás disociado de la mente. Después de una paliza tan grande no te queda ni una neurona, así que la mente sobrevive al cuerpo. Son momentos súper buenos.
También puede ser, pero dura muy poco, cuando estás buceando en la zona de equilibrio o incluso cuando te hundes o cuando  subes, en apnea. Todo silencio y solo oyes el corazón (bub – bub – bub). También pasa justo al final del orgasmo, pero dura menos que buceando.
-Cuéntame una experiencia de la infancia o juventud que haya marcado tu carácter.
Cuando murió mi padre quizá marcó mi carácter, seguramente sí, pero no sé cómo porque no lo puedo comparar con otra cosa. Pero tengo ligeras sospechas… desencadenó algunas reacciones. Tenía 8 o 9 años. El análisis puede ser falso, me tendrían que hacer una regresión hipnótica. Creo que a raíz de este hecho el Eclesiastés tiene sentido para mí. A mí me falta determinación. No sé si es que tengo un órgano débil, el bazo, no sé, según Hammer o estos jungianos que estudian la relación entre la fuerza y el tono de los diferentes órganos y la psicología. Puede ser que un impacto emocional lo absorba determinado órgano. Quizás tendría más determinación si no se hubiera muerto mi padre, pero no lo sé. 
Citando el Eclesiastés: Como todo es en vano… ¿por qué? Así que es muy difícil que yo esté convencido de algo, porque también puedo estar convencido de lo contrario. ¿Por qué hacer una cosa si también puedes hacer la contraria? Nada tiene sentido en realidad, esto hace muy difícil decidir. Facilita el relativizar las cosas y no juzgar a la gente, aunque emocionalmente a veces me sale el nervio y las condeno. El observador no es imparcial. ¿Qué sabemos de lo que observamos? Yo podría tener cierta desafectación emocional delante de un hecho y si tuviera una metralleta y me dejasen yo podría arrasar y no me inmutaría. En una guerra yo sería chungo, quizás.
-¿Qué es lo que más te gusta de ti?
Me gusta que en seguida veo muchas dimensiones en cualquier cosa, a veces no es importante y gasta energía, también. Por ejemplo: nos tomamos una cerveza. Veo el que la inventó, el que hace el vaso, la tecnología del cristal, todo. Dónde estamos, que temperatura hay, todo lo que hay en la cerveza, la fábrica, el contable… Cada cosa tiene mil dimensiones y detrás de cada cosa está todo lo demás, así que todo está relacionado con todo. Mi cerebro relaciona constantemente, pero sin querer. Puede ser muy cansado. Existe un torrente infinito de relaciones.A veces me pillo una empanada y desconecto. Quizás por eso me gusta el silencio yóguico.
-¿Y lo que menos te gusta de ti?
Bueno, lo que más me gusta de mi también es lo que menos. Puede ser muy cansado. Hay otra cosa que a veces me molesta bastante. Me gustaría no tener impulsos sexuales, tenerlos solo cuando me voy a dormir con Romanie y no tenerlos más. No me gusta tener impulsos sexuales desmesurados. Todo lo que se sale de la cama con Romanie es desmesurado. Es muy cansado
-Por último, dime qué libro estás leyendo.
Es un libro escrito por un médico tradicional y practicante de yoga. Un indio. Presenta las dos ciencias y los efectos terapéuticos del yoga desde el punto de vista de la medicina tradicional. Según los problemas, indica qué posturas son adecuadas y cómo actúan estas posturas ayudando a corregir el problema o enfermedad concreta.
A matter of Health. Dr. Krishna Raman.

Entrevista de Jason a Silvia - Hassan Ahmar

    Silvia aparece en casa al medio día, con su melena rubia suelta sobre los hombros y una botella de vino blanco fresquito en el capazo. Viste falda ceñida y camisa de tirantes también ceñida sobre su cuerpo de cuarenta y siete kilos. Es pequeña y energética, a pesar del calor. Comemos juntos. De menú arroz integral con sofrito de calabacín con cebolla y ajo, vestido con algas, picada de frutos secos tostados y aliñado con Tamari y aceite de oliva. De ensalada un mezcladillo hidropónico de paquete con lechuga, rúcula y canónigos. Hay helado de postre pero no quiere. El vino fresco acompaña la comida. Al terminar de comer se lía un cigarrillo y empieza la entrevista.


Jason: Eres la única madre del grupo, ¿fue buscado o susto?

Silvia: Decidimos relajarnos con la idea de que tardaría en llegar. ‘Ya vendrá’ dijimos; y llegó a la primera, cuando habíamos calculado un  año o dos.

J: ‘Habría que celebrar los funerales y llorar los nacimientos.’ ¿Suscribes esa frase?

S: Yo celebraría ambos.

J: ¿Cómo la explicarías; la frase?

S: Lo dice alguien que preferiría que no viniéramos al planeta porque somos una especie destructiva. Desde el punto de vista de las personas es alegrarse de pasar a mejor vida porque considera que la vida no es buena.

J: ¿Patatas fritas o hervidas?

S: Patatas fritas, son más alegres. Advertencia: ¡que sean buenas!
‘Ni aixutes ni humides són bones les patates fregides’ como dice Miquel Martí Pol.

J: ¿Cagas bien? ¿Con qué frecuencia? ¿A qué horas? ¿Cómo huele? ¿Qué consistencia tiene? ¿De qué color es?

(se ríe)

S: Cago satisfactoriamente, normalmente una vez por día, por la mañana al levantarme. Hay que salir de casa cagados, importante. No es que huela bien, es mierda, pero dentro de lo que es se podría decir que si que huele bien. La consistencia es variable y el color generalmente es marrón oscuro.

J: ¿Te sientes a gusto con tu programación emocional?

S: Todo es mejorable. Mis respuestas emocionales varían, no son siempre las mismas. A grandes rasgos siguen una pauta pero hay fluctuaciones. Últimamente es ‘embolicada’ y no tengo claros mis sentimientos. Podría decir que me soporto a mi misma, sé cómo llevarme, entre altos y bajos.

J: ¿Tiene sentido tu vida?

S: No tiene todo el sentido que me gustaría. En otras épocas ha tenido más sentido. Ahora voy más perdida, pero tengo fe.

J: ¿Fe o esperanza?

S: Fe. Si porque si, no requiere más explicación. Dentro de ti sabes que es así pero no sabes porqué.

J:  Enumera tus necesidades más perentorias.

S: Encontrarme a gusto conmigo misma. Tiene que ver con el sentido de la vida. Físicamente necesito encontrar un lugar en el cual esté a gusto, que sea mi sitio. Es parte de lo anterior.
Hay otra necesidad con la que tengo una lucha interna, y es la necesidad de sentirme necesaria para alguien. Puede responder a un vacío en mi vida. Realmente debería dirigirse a mi misma, ser necesaria para mi misma.

J: ¿Remas o fluyes?

S: Fluyo y remo. Prefiero fluir, inevitablemente remo, lo cual trato de dejar de hacer al darme cuenta. Son ciclos.

J: Honor

S: Es algo como ser fiel a unos principios.

J: ¿Sería indistinta la naturaleza de esos principios?

S: Son innegociables, pertenecen a uno, bien arraigados.
Fidelidad, inmutabilidad.

J: Orgullo

S: Puede ser muy malo y también muy bueno. Puede mantenerte a flote cuando todo se hunde.
Hay que saber dejarlo de lado.
El orgullo puede impedir escuchar a los demás; igual es uno mismo el que está equivocado.
No es buen consejero.

J: Tienes tendencia a cerrar los hombros, contrayendo el plexo solar. ¿En que época de tu vida apareció y qué lo propicio?

S: Viene de mi infancia, lo aprendí en casa, de mi padre, está muy encorvado. Es una mezcla de sumisión- sentirse menos importante que los demás- y pleitesía. No me gusta, lo sé hace años, trato de corregirlo. Depende del estado anímico. Es como querer esconderse del mundo. Debe cambiar la mente.

J: ¿Y tu madre?

S: No viene de la madre.

J: ¿Qué viene de la madre?

S: Todo lo bueno, por suerte. Amor incondicional. El padre es más distante, sólo trata de corregir. La madre es todo dar y alegría, optimismo, paciencia, aceptación... ¡y lo ha sufrido!

(enfatiza levantando el índice y arqueando las cejas)

J:  Fumas bastante

S: Si. Es complicado. Responde a mi estado actual, falta de sentido. Me cuido poco. Tengo fe en que cambiará mi cuidado a mi misma. Es una época de ‘paso de todo’. Aunque quiera fluir sigo remando.

J: Ahora estás soltera. ¿Cómo ha cambiado la canalización de tu energía sexual?

S: Antes tenías sexo regularmente y no lo valorabas. Ahora lo valoro más y lo disfruto más (¡que antes también lo disfrutaba!, pero era algo que dabas por hecho, algo seguro). Ahora la siento más intensamente.

J: ¿Crees que el ser humano pisó la luna?

S: No me lo había cuestionado nunca, se da por hecho. No tengo convicción, es como que no importa, está fuera de mi alcance. No logro relacionarme con ello. Quiero creer que sí, pero me parece muy ridículo. ¿Para qué quiere el hombre ir a la luna? Es algo que creo que no le corresponde. Bien podría ser un montaje.

J: ¿Cómo era tu proyección personal en pareja y actualmente?

(Hay un parón. Pide permiso para liarse un cigarrillo y se sirve otro vaso de vino.)

S: Da para escribir un libro. Lógicamente hubo un cambio, como darle la vuelta a un calcetín.
En pareja siento que había estancamiento, como dar vueltas. Las cosas personales estaban insatisfechas, había miedo a realizarlas. Vivía en un mar de cojines. Había estabilidad, todo era consultado y acordado. Ya empecé con una crisis laboral un año antes de la separación, buscaba cambiar de trabajo, pero quería hacerlo con su apoyo, que no logré.
Al separarnos llegó una sensación de movimiento, de ir para adelante. Tenía miedo, sí, pero debe superarse. Sola es más fácil decidir, no hay que convencer a nadie.
Con la separación apareció el trabajo de reencontrarse uno mismo. Las cosas delegadas en la pareja se recuperan, vuelven al frente tus propios deseos. Hay mucha más libertad  con sus consecuencias. Los fracasos y los éxitos son propios. Tienes menos que perder, menos miedo. Morir no me moriré, te dices (la vida es lo más preciado), luego puedes iniciar toda aventura, respondes ante ti misma. Ya no es un sistema de dos. Estábamos muy enganchados. Ya no es necesario un cuorum.

J: ¿De qué quieres morir?

S: De un paro cardiaco durante el sueño.

La gente va a morirse con mi madre. Saben que ella se ocupa. Vive en un piso de 70m2 con cuatro dormitorios, imagínate lo opresivo del espacio. Pero hay un balcón que se abre a la ciudad y te permite escapar un poco de esa sensación. La vecina recurrió a mi madre antes de morir y fue a su casa a pedir ayuda y allí murió.

J: ¿Queda algo pendiente antes de morir mañana?

S: No. No me hubiera importado aprender a  tocar música, pero puedo pasar. Tal vez a mi hija sí que le fuera bien tener una madre durante unos cuantos años más.