Parar, escuchar, abrirse, reconocer y pasar a formar parte de un entorno. Jugar con la transformación, siendo los elementos los mísmos antes y después, cambiando el orden y así su significado.
Jugar con el movimiento contínuo y eterno, alterando solo su dirección o velocidad.
Extremadamente fácil en algunos casos de ejecutar pero complejo en su proceso creativo (del que no queda rastro apreciable) que exige parar, escuchar, reconocer y fundirse en el entorno.
...al final me queda un debate interno sin resolver de tan fácil a tan complejo y me guta esta puerta abierta.
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