lunes, 1 de abril de 2013

Com-partidos - Guillermo-Romanie

(Guillermo)
Regresar es acaso recuperar trozos de vida perdidos.
Caminé rumbo al Puerto a recorrer las calles adoquinadas por donde todavía se escuchan los gritos de algún verdulero. Dos niños portaban alegres un cajón de pescado fresco. Los perros descansaban bajo el sol junto al viejo abasto. En la puerta de entrada, un músico vivía todavía de su guitarra. Un vendedor gritaba a su suerte, una niña mendigaba el pan, otro anciano hacía candombe.
Vagué sin rostro cuesta abajo hasta el estuario. Olí la mar de la ciudad que ya no me conoce.

Pregunté por Juan en la vieja ‘Librería Puro Verso’, pero pasaron quince años.
Sólo quedaron viejas fotografías en las vitrinas. Papeles amarillos y poemas dispersos; pinceladas del tiempo de talleres y agitación literaria. “Mi padre se jubiló” – me dijo el muchacho en voz baja.
Regresar es acaso tomar un tren con destino a tu propia memoria.
Reconocer la tierra sin ser visto. Caminarla con cierto desasosiego.

Me senté junto al café de la antigua plaza.
Las pájaros se divertían en la fuente.
Un viento cálido elevó las hojas de los plátanos.


(Romanie)
Cerré los ojos unos instantes, tratando de cobrar el sentido de la realidad. Al volver a abrirlos seguía percibiendo la espesura de estar viviendo en un recuerdo. No había cambiado nada en todos estos años en los que el recuerdo de este lugar había mitificado la realidad.
Quizásel regreso es un punto de referencia para vivir el ahora.
Vuelvo a cerrar los ojos y me siento aquí, presente, respirando, vivo, formando parte de una escena que ya no quiero recordar sinó presenciar.
Al abrir los ojos de nuevo decido dejar de ser un observador fuera del tiempo y pasar a actuar. Me acerco al viejo café para tomarme algo. Se me acerca el camarero. Un

muchacho joven con rasgos aun en proceso de definición con aire adolescente. Me pregunta qué quiero tomar. Le digo que un cortado y un bocata de jamón. Su expresión revela incomprensión. Me sorprendo y sonrío para mis adentros. Los tiempos y los espacios se mezclan. Las referencias también. Ya no soy no de aquí ni de allí.
Mientras pienso todo esto le digo, “perdón, mejor me trae un capuchino con cañoncitos y un olímpico. Gracias”

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