lunes, 13 de mayo de 2013

La respuesta de una niña - Romanie-Cris

 (Romanie)
La respuesta de una niña de siete años a la pérdida de su abuelo querido me ha revuelto el tema del dolor emocional.
Ella no mostraba ningún dolor. Sus padres le preguntaron si no sentía pena por la pérdida y ella contestó que prefería no acordarse,(mientras pedaleaba su bici por el patio)si pensaba en él estaba triste, y sino, estaba bien. Decidió no pensar.
Creo que una de las cosas más difíciles de valorar es saber tratar óptimamente con el dolor emocional.
Quizás no exista una fórmula "correcta" que sirva para todas las personas ni situaciones, pero dentro de mí hay una parte (agotadora)que cree que encontraré esta respuesta.
Sin duda creo que es necesario expresar, compartir y reconocer el dolor propio, pero a la vez, otra, se cuestiona hasta qué punto es eso cierto y necesario.
¿Hasta qué punto y de qué manera es saludable estar en el estado del dolor?¿Hasta qué punto se vuelve neurótico? ¿Hasta qué punto podemos contar con el apoyo de los que nos rodean sin agotar su capacidad de escucha y paciencia?
En nuestra sociedad encuentro que no hay un buen lugar para el dolor, hay que ser resolutivos y proactivos, no hay tiempo para el duelo hasta que es demasiado tarde y hay fallos mecánicos.
Otra parte de mí valora la posibilidad de tratar ese dolor en privado, ¿Será contraproducente hacer eso? Quizás si uno no lo exterioriza, en alguna de sus formas, se pueda quedar dentro, atrapado, pudriéndose hasta crearnos un sabor amargo en la boca que condicione todo aquello que probemos desde entonces?
Quizás pretendo estar preparada para algo al que uno nunca se puede anticipar, viene como viene...y en ese momento se trata con esa realidad.
…..................................................................................................................

(Cristina)
Aceptar que estamos de paso, que la vida que nos ha sido otorgada no se malgaste ni un minuto. Que el tiempo que pasemos con nuestros seres queridos sea vivido plenamente como si fuera el último día. Recordar y grabar en la memoria pequeños momentos, que llegado el día, serán de gran ayuda. Su abrazo silencioso e inesperado, pero tan necesario en un momento dado. Esa caricia tan oportuna. Esa mirada cómplice que lo dice todo sin palabras. Esa palabra justa que alegra tu día. Esa risa compartida. Son todas  esas pequeñas cosas que hacen que la vida tenga significado.

El dolor emocional nos acompaña desde nuestro nacimiento, como el amor,como la muerte y tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a el, pero si somos capaces de minimizarlo recordando todo lo bueno que nos rodea , no tendremos miedo del dolor. El tiene que estar presente por que forma parte de la vida y nosotros tenemos las herramientas para esquivar los golpes, tan sólo hay que recordar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario