lunes, 5 de diciembre de 2011

Diálogo - Hassan Ahmar


2
a. pásame el azúcar
b. toma
a. ¿no vas a tomar té?
b. no, mejor que no, que luego no quiero que me entren ganas de mear cuando estemos ahí fuera.
a. tienes razón, es una mierda tener quee quitarse los guantes y sacarla
b. tampoco es que mate, pero prefiero evitarme la incomodidad, y el té me da muchas ganas de mear. Ya beberé a la vuelta.
a. ¡Ah! Se me olvidaba, hemos de decirle a Lina que llegaremos un poco más tarde, a la vuelta hay que pasar por casa de Tobías para devolverle las raquetas. A ver si nos acordamos de decírselo.
b. mejor escribo una nota por si acaso. Además Lina duerme.
a. ¡Ostia! Menuda cogorza pilló ayer. No creo que se levante hasta tarde; tienes razón, déjale una nota.
b. ¿dónde tienes un boli?
a. detrás de ti, en el segundo cajón. También hay papel.- Jonas abrió el cajón, sacó el boli y papel y garabateó unas palabras. Dejó el escrito sobre la mesa de la cocina y se puso el abrigo y los guantes.
b. vamos – le dijo a Tourlot, y ambos salieron de la casa y se perdieron en el mar blanco.
4
  • ... de corte posicional.
  • no sé... él se siente incómodo con el caos, habría que buscar situaciones irracionales – opinó Emil.
Sasha asintió y pareció perderse en su mundo durante unos instantantes, pero de pronto su rostro se iluminó - ¡tenemos que hablar con McShane!, creo que su estilo es la antítesis del de Grivas.
Emil asintió – creo que Vainstein tiene contacto con él. Tienes razón, hay que traerse a McShane.
Sasha se levantó emocionado – voy a descargarme ahora mismo las partidas de Lucke y empezaré a estudiar su enfoque del juego. No creo que esté muy alejado de mi visión, ciertamente complementará mi preparación. Nos puede ser de gran ayuda.
Emil apuró su té y se levantó del sillón, cruzó la sala y se dirijió al portátil – voy a ver si Vainstein está conectado, quiero saber cuanto antes si Lucke está disponible.
    • bien – dijo Sasha – si dice que sí saldremos a cenar para celebrarlo.
6
- Lo mismo podría decir ella – replicó Javier.
Carmelo tomo aire y volvió a sumergir la cabeza en el agua. Javier siguió cepillándose los dientes, hasta que un minuto más tarde Carmelo tomó aliento – Mari puede decir misa, lo que importa no es eso. Hay que joderse con tanta tontería. ¿Por qué no se ocupará cada uno de sus asuntos?
Javier escupió en la taza del vater, tenía los labios llenos de espuma rosa, parecía un payaso - - mira, Mari es tu hermana y digo yo que algo tendrá que decir sobre lo que se dice sobre el asunto. Pero vaya, si te molesta tampoco tienes porqué hacerle caso, sólo es su opinión.
Carmelo volvió a tomar aire y se volvió a sumergir, como si necesitase aislarse del mundo para poder pensar antes de responder. Esta vez estuvo más de dos minutos bajo el agua. Javier ya estaba a punto de salir del baño cuando Leviathán surgió de las aguas. - ¡me cago en su puta madre y en su opinión! - gritó Carmelo enfurecido, incorporándose y salpicando agua por todo el baño.
  • Ehhh! Tranquilo, ahora qué te pasa – le tranquilizó Javier.
  • ¡es que la mato! Me acabo de acordar de la silla y de lo dijo. ¡Diós! ¡La mato!
  • ¿qué?
  • Ya te contaré, pero primero espera que la pille.
  • Estás zumbado si haces caso de lo que dijo la silla, o a caso no te acuerdas de qué dijo el ebanista: que esa silla era una mentirosa compulsiva.


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