domingo, 18 de diciembre de 2011

Dos frases - Antonio

Llego tarde, como siempre que he de estar en un sitio importante a una hora concreta. Lo he intentado cambiar sin éxito. Bueno, he de reconocer que lo he intentado con poca convicción. He abierto la puerta principal y enseguida he sabido que Elisa ya no estaba. En su lugar, he encontrado una breve nota sobre la mesa de la cocina, que dades las minúsculas dimensiones de nuestro estudio, es decir de la única mesa digna de ese nombre. "No puedo llegar tarde al ingeniero de caminos, ese lujo es sólo tuyo". Dos frases, una realidad y un puñal. Lo digo, es un día importante, Elisa tiene su última sesión en el psicólogo desgranando su árbol familiar y todo lo que el peso de esas ramas ha tenido para ella sin dejar ni una luz a las raíces que no es capaz de echar. Llego tarde, no tengo excusa.
Espero fuera, fumando un cigarrillo tras otro, bajo el portal de la consulta. No me acostumbro al ruido de la ciudad, a los automóviles permanentemente presentes. Elisa baja, sonríe, no hay ni un comentario al incidente de la nota. Me toma de la mano, entiendo que prefiere caminar. Ni una palabra en todo el trayecto. Encaramos la última avenida antes de llegar a nuestra casa. Es otoño y no queda ni una hoja, ni un color más allá de los tonos de gris, ni un atisbo de vida en el cielo de la media tarde. Elisa sigue sonriendo.
Nos preparamos para acudir al cine. Parece medianoche y sólo acaba de anochecer. Elisa apenas ha hablado. Me he atrevido al salir a la calle a preguntarle cómo te sientes. Como una pintura de Hundertwasser, perdida en los colores, responde. Volverás a tu ingeniero de caminos, pregunto, estúpidamente. Yo no, tú si, el próximo jueves, a las cinco de la tarde, no llegues tarde. Tan dulce que empalaga y mata. Es la parte del trato que hicimos ambas en aquel autobús de provincias camino de esta otra vida, y que nunca he querido cumplir.

La Siesta de Sarah - Romanie


Hoy Sarah se encontraba resguardada del sol bajo aquel árbol tan peculiar, cuya sombra le hacía especial. A parte de estar fresco y oler a azahar, emitía una música que no se podía escuchar, solo sentir.
Estaba sentada sobre la tierra apoyando su espalda contra el tronco, sintiendo ese sonido mudo cuando levantó la mirada hacia el cielo para verlo quebrado entre las ramas. Ella había hecho esto muchas veces en su vida, pero hoy se sorprendió al estar viendo algo muy distinto.
Se dio cuenta de que su cabeza apoyaba en una avenida hecha de asfalto y perfilado con farolas que subía por el tronco del árbol. Su sorpresa y curiosidad la llevaron a incorporarse y fijarse mejor. Sarah quería ver a dónde le llevaba esta avenida pero no era capaz de ver su final, así que caminó por la avenida poco a poco y encontrando que de esta avenida se desviaban otros muchos caminos sin asfaltar y sin farolas. No daba crédito de lo que estaba viendo y sintiendo…¿Y la gravedad? ¿cómo era posible estar caminando de ese modo por el tronco? ¿cómo era posible que nunca se hubiera fijado en estos caminos? Hasta hoy, solo había visto un tronco y unas ramas, vaya, un árbol normal.
Estas circunstancias se hacían tan abismales para su razonamiento que se quedó sentada y cerró los ojos con el ánimo de recobrar lo que ella consideraba la cordura, pero el paisaje no desapareció. Abrió los ojos y los volvió a cerrar varias veces, y no cambiaba nada. Todo seguía igual. La música que sentía bajo sus pies se hizo más aguda, pero ella no conseguía entender lo que le quería decir. La música la sentía como un caudal de agua fría que se movía velozmente. Para distraerse de este estado empezó a contar el agua, y eran cien. Cien aguas rozando su cuerpo creando la música de la sombra del árbol…cien aguas…Hundertwasser…¿Qué significaba esto?¿Qué le querían decir estas cien aguas? ¿Cómo era posible sentir un agua que no moja ni se puede ver? Otra vez se encontraba atascada en sus preguntas de siempre…ya estaba cansada de su patrón de comportamiento. Siempre igual.
  Se dio cuenta de que su respiración era acelerada y entrecortada a causa de su situación, así que hizo el esfuerzo de aspirar y exhalar profunda y lentamente. En ese aire que se metió por sus pulmones, había entrado un conocimiento cálido que calentó su plexo solar. Este conocimiento le enseñó que ya no debía preguntar ni analizar…debía fluir con las cien aguas, sentir el latido de la música mientras caminaba sobre el camino sinfín, sin conclusión.
   Ese fue el mensaje que Sarah encontró. Que no era ni el árbol, ni la música ni las carreteras ni la gravedad…todo eso solo era la vía, pero no la conclusión, las respuestas estaban dentro de ella mísma en el aire de su respiración.

La avenida - Rozio



La avenida de troncos era monstruosa.

Los árboles arrancados desde sus raíces de las riberas donde crecían, ahora desguazadas, crujían espantosamente arrastrados por las aguas. Los lodos limados del cauce, amalgamaban todos los leños que estrepitosamente avanzaban, tragando todo lo que se interponía a su paso.

La masa se ha convertido en un organismo depredador, un ser diseñado por Hundertwasser, peligroso y temido. Los hombres esperan aguas abajo la llegada, armados de palas y azadas como si entre todos fueran la linchar a la criatura salvaje.

De pronto, entre el amasijo de ramas aparece en pie un hombre.

Cabalga sobre la bestia intentando no perder el equilibrio, solitario, con la mirada fija en el frente, como intentado dirigir el camino que tomará el animal de leño.

La gente le grita que salte, le tienden manos que parecen garras acechando a su presa.

Él no les mira. No desvía la atención del frente donde parece que haya algo que sólo él puede ver.

Ambos, masa y humano, madera, tierra, agua, carne y sangre se van, flotando uno en el otro, sin apenas rozar el poblado.

Tras ellos, quedan las aguas tranquilas.

Las manos se cierran y se guardan en los bolsillos. Las bocas se callan y tragan saliva. Los ojos se dirigen al suelo. Los recuerdos se convierten en dudas y ya nadie hablará de lo visto ese día nunca.  

Arbol, Avenida, Camino, Hundertwasser - Hassan Ahmar

“La avenida es traicionera en esta época del año, puede inundarse en cualquier momento sin previo aviso, pues recoje agua de lluvias que pueden caer a muchas millas de distancia, en la Sierra Negra. Yo te recomendaría que tomaras otro camino, el Camino del Árbol”
“Y cómo doy con él”
“No es difícil; debes salir del pueblo dirección norte y atravesar el páramo, luego debes bordear las colinas por el este hasta que en un recodo veas el único árbol que crece en más de cien millas a la redonda. Desde allí marca rumbo noreste y a cada milla irás encontrando montones de piedra que te indicarán que mantienes el rumbo. Ese es el Camino del Árbol”
“Gracias hombre, ¿Cómo puedo agradecerle su ayuda?”
“No es nada. Acuérdate de llevar pertrechos para andar dos semanas”
“Descuide, lo haré”
El joven forastero se ajustó el sombrero y salió a la calle polvorienta. A ambos lados se extendían no más de veinte edificios de madera de dos plantas, de aspecto destartalado. Anduvo por la tórrida lengua de tierra y se metió en un edificio que anunciaba “ultramarinos”. Se hizo con todo lo necesario para su andadura, cargó su mula y desapareció en el horizonte bajo un sol implacable.

    Esa noche durmió al raso y sin poder enceder una hogera, no había visto ni un arbusto en todo el día, no había nada que quemar. Pasó un frio terrible, al que se unía la inocomodidad de las piedras que se le clavaban por todo en cuerpo. Quizá porque durmiera mal acabó levantándose cuando el sol ya estaba bastante alto. El silencio era ensordecedor y Lorenzo ya picaba. Desayunó un pedazo de pescado salado y unas nueces y reemprendió su camino.
    Las gargantas y loma se iban sucediendo a lo largo de todo el recorrido. El desierto era un laberinto casi infinito, si no fuera por los picos de Sierra Negra que asomaban tímidamente en el horizonte, al oeste. Pensó que si perdía la senda que marcanban los montículos de piedra se dirigiría hacia la sierra, para no deambular sin rumbo y perderse para siempre en ese mar de piedras y polvo.
Al tercer día debía encontrar una fosa donde abrevar la mula, pero tendría que desviarse unas millas del camino, algo tan peligroso como necesario.
    Llegó el momento, el montículo que anunciaba el desvio a la poza estaba coronado por una losa de piedra con una inscripción que él reconoció, tal como había predicho el tabernero del pueblo que dejó atrás hacía un par de jornadas. No entendía su significado, pero sabía cierto que allí debía partir noventa grados a la derecha y seguir tres millas hasta el fondo de un pequeño cañón, en un recodo del cual encontraría una poza con agua. Agua que suponía el hilo que lo unía con la frágil vida, de la cual él y la mula eran únicos testimonios en ese paraje abandonado de la mano de Diós. Partió en su busca, dejando atrás la inscripción que nunca volvería a ver “Hundertwasser”.

Juez y parte - Iván


                                               JUEZ Y PARTE

De esa manera no,de la otra tampoco , dale a todo eso la vuelta , vuelve a empezar, yo no le veo ningún parecido ,son cosas muy diferentes , no lo hagas como estás pensando , inténtalo desde lo opuesto ,nada tienen que ver , nadie suma peras con manzanas , creo que la macroeconomía y el amor son incompatibles , al final siempre haces lo que te da la gana , no quiero entrar en reproches pero tus lentes distorsionan mucho la realidad , si no fueras tan limitado entrarías en razón , verías otros puntos de vista , eres la peor posible de las mitades , incluso los puentes son flexibles , pero tú no , hoy toca esta estúpida mezcla aritmética , eres absurdo , ni siquiera llegas a absurdo , me recuerdas a menudo a esos muñecotes de cuerda que siempre acaban empotrados contra una pared , allá tú , allá nosotros , me cansa viajar en 2ª .


Avenida      =    camino + hundertwasser
  árbol

 
avenida  =  ( camino + Hundertwasser ) x árbol


avenida = caminoárbol + Hundertwasserárbol


x + azul = Hundertwasser

verde – tú = árbol

avenida  =  camino
     2

Avenida  

   Arbol

El arvol - Iván


                                                         EL ARVOL

El doctor Richard Braus Austren Ormae ha dicho: “La energía ni se crea, ni se destruye,se transforma”.Aplausos y cariñosas palmaditas en la espalda de todo el hemiciclo.
Un payaso de nariz roja subido a un monociclo pasaba de un lado a otro de la enorme vidriera del acuario de Zaragoza, pionero, llevaba tantos años realizando el show que le salieron branquias, se hizo amigo de los peces y nunca pudo retornar a la atmósfera de los hombres.
Cardini Arpuden desconocía la cinética y en Manhattan le atropelló un autobús de dos plantas, del amor de esas dos plantas brotó un brote de árbol caducifolio; por particularidades de la natura el árbol fue rojo celeste y los pájaros le amaron, se llenó de nidos, de pianos de cola, de hombres con corbata, de botellas de horchata, y de ruedas de tren. Por atracción y tragedia todos fueron peregrinos y era tal la multitud de ciudadanos, animales y objetos que querían visitar al caducifolio colorao que el camino se hizo avenida y las avenidas , avenidas son , pero los payasos no son payasos , son peces , los doctores son hemiciclos , los autobuses, cinética, y Hunderwasser un arvol . 

Hundertwasser - Diana C

Hundertwasser

Desperté y vi que nada nos había dejado Hundertwasser. En mi febril sueño le había tomado el pulso, le había examinado las huellas dactilares, limpiándolas minuciosa como un detective, estudiando el fino polvo de pigmento que se albergaba entre las espirales de sus dedos. Una amarilla, otra azul. Naranja, dorado, rosa chicle, verde turquesa, verde lima, azul ojos, negro abismo, rojo chillón. Yo miraba y remiraba, tratando de encontrar entre sus huellas su secreto. Hundertwasser me sonreía canoso y desdentado como un niño. Entonces, despacio, con gestos de mago, comenzó a mover sus dedos como tocando un piano que solo él podía ver. Dejó todo el aire prendido de notas, huellas musicales de colores, permitiéndome ver la música que llevaba dentro. Sonreí yo también ante aquella partitura invisible, tocando las notas de pigmento que se habían prendido de ninguna parte frente a mí. Mientras lo hacía, embelesada, no me dí cuenta de que se escapaba por la puerta, teniendo tanta prisa ya en terminar de transformarse por completo en sí mismo. Quiso convertirse en uno de sus edificios, y para lograrlo se onduló junto a la avenida y se puso una maceta en la cabeza. Las plantas comenzaban a entrarle por las palmas de las manos y a salirle por la boca como un canto, y supe entonces que Hundertwasser había muerto, al permitir que la vida le fuese sustituyendo poco a poco la piel por colores, los contornos por trazados infantiles, la melanina por clorofila. Le vi mirarse, maravillado, las manos al trasluz del sol: transparentaban su nuevo verdor, y de las puntas de dos o tres dedos empezaban a salirle flores.

Desperté y quise visitar al árbol Hundertwasser, ese bajo el que él estuviese enterrado a tan solo uno o dos metros de la superficie terrestre, que estuviese ya crecido y alimentado de sus restos de once años. Pero descubrí que nada había dejado de sí mismo. Nada salvo unos edificios que habían obligado a las ciudades a destilar belleza entre los coches y los ocasos, y a las miradas a hacerse infantiles otra vez. Nada, salvo que le había trenzado los caminos a la Tierra como quien peina los cabellos gigantescos de una diosa dormida.

Cuaderno de bitácora: sesión 4

20 abril de 2011, cinco de la tarde, local de la asociación Mendiarte.  Nos reunimos Iván, Pau, Rocío, Romanie, Jason y Antonio. Diana no puede venir, pero envía su texto.


Lecturas compartidas:
 - Arthur Koestler, Dialogo con la muerte. Un testamento español
 - Osho, La pasión por lo imposible

Ejercicio:
Texto libre, que no será leido por el autor, y que ha de contener estas 4 palabras:
  -árbol
  -avenida
  -camino
  -Hundertwasser

lunes, 5 de diciembre de 2011

Diálogo y clasificación- Iván


                                   DIALOGO Y CLASIFICACION

-       Tal vez
-       Eso no es un adiós
-       A nadie le gustan las lejanas estufas en días de frío
-       Hace años que hace frío
-      
-       Nadie vende abrigos baratos para el alma
-       Ni calcetines para el destino
-       ¿Es usted un filósofo?
-       No,ni eso ni lo opuesto
-       Domina la cuerda floja de ciudad
-       Prefiero pensar en un tendal rural
-       Veo que es un minimalista
-       Si, entre  otras cosas
-       ¿Cosas inconfesables?
-       Algunas
-       Beba más
-       Bebo
-       ¿Qué le parecen los alcohólicos?
-       Inconformistas
-       ¿Y los artistas?
-       No conozco a ninguno
-       ¿Nunca ha ido a un museo?
-       No consumo enlatados
-       Le consideraba más culto
-       No se deje llevar por las apariencias
-       Tiene razón
-       En ocasiones, no  siempre
-       ¿Qué opina del cielo?
-       Depende de si es de día o de noche
-       ¿Qué opina del cielo nocturno?
-       Que la oscuridad está presente
-       Es usted un poeta
-       No me ofenda
-       Es usted un libre pensador
-       No me mienta
-       Entonces no sé donde clasificarle
-       ¿Le parezco un folio?
-       No
-       ¿Le parezco una pieza de motor en la sección de recambios?
-       No
-       Entonces haga el favor, no  me clasifique.

Diálogo - Romanie


-Hola, diga!-
-Hola Susana, te llamo por lo de las clases de cocina.
- Ah! Sí! ¿te interesaría apuntarte?
- Si. Hace mucho que quiero aprender a cocinar algo más que los platos simples que me mantienen viva. Quiero aprender a disfrutar de los sabores.
-Pues entonces estás llamando al lugar correcto. ¿Cómo es tu nombre?
-Yo me llamo Raquel.
-Bién, Raquel, ¿te va bién venir el viernes a las 14h a la escuela?
-Pues no puedo el viernes a esa hora, ¿no tienes otra hora?
-El sábado a la mísma hora.
-El sábado sí que puedo. Pero, perdona, ¿me puedes explicar más acerca del contenido de las clases.
-La verdad es que tengo unos principios que me gusta seguir. Cada persona que viene a clase no debe saber de antemano lo que haremos, ni con quién va a trabajar, ni los ingredientes y herramientas de las que dispondrá. Al principio de la clase daré una clave, un objetivo a tener en cuenta. Yo sólo estaré para ayudar con las questiones técnicas de elaboración.
-Susana, esto me parece muy interesante. El sábado nos vemos a las 14h pues.
-Perfecto Raquel, pues hasta el sábado. Saludos
- Ciao.

Diálogo - Pau


DIALOGO
-Bueno, si os parece, vamos a empezar con los diálogos. ¿Empiezas tú Pau? – dijo Antonio iniciando la sesión.
- Lo siento, pero vengo sin los deberes hechos. He estado ocupadísimo esta semana – dijo Pau con algunas notas poco convincentes en su voz. Él sabía que la excusa era poco convincente, que hubiera bastado un ratito delante de un papel para llevar cualquier cosa y salir del paso. Pero íntimamente, constaba que la imaginación se le había ido secando, si es que alguna vez la tuvo, que su incapacidad para crear cosas, por pequeñas que fueran, iba alcanzando proporciones paquidérmicas.
- Bien, no pasa nada, Pau, la semana que viene traerás algo estupendo- dijo Antonio esforzándose por aliviar cualquier tipo de tensión en su amigo. – A ver que traes a tu Jason.
Y mientras Jason iniciaba la lectura de un abstruso diálogo que apenas nadie llegaba a entender, Pau, enfrascado en sus pensamientos y con mala conciencia, se juró que el próximo miércoles sería un buen chico y vendría con el trabajo hecho.

Diálogo - Rozio



¿Que haces esta tarde?
Tengo que escribir un diálogo
¿Para el grupo de escritura?
Si, claro
¿Y sobre qué?
No lo sé, estoy estancada. No se me ocurre nada...¿alguna sugerencia?
Pues, no sé tampoco


Podías escribir sobre lo que te pasó el otro día en el camping, lo de gipsy moreno… vas al trabajo y te encuentras un tio que te cuenta su vida…
Hombreeee, superentretenido… Además, eso era un monólogo secundado por: si, ¿noo?, ahá…
Ya, ¿pero que quieres?, ¿escribir algo filosófico y metafísico? ¿algo que transmita la verdad del mundo?
Como si pudiera hacerlo. No. Sencillamente es que no sé ni como empezar… un diálogo salido de la nada, sin antecedente de situación es difícil…
Pues ponle un toque de humor…
Ah, vale…. ¿cuento un chiste?
Que graciosa... Venga, escribe que estás en racha
Joder, todo lo que se me ocurre me parece pretencioso, o tonto o absurdo. Me gustaría escribir un diálogo cotidiano.
Pues dos amigos hablando.
Si, pero ¿de qué?
De cómo se escribe un diálogo.

Diálogo - Hassan Ahmar


2
a. pásame el azúcar
b. toma
a. ¿no vas a tomar té?
b. no, mejor que no, que luego no quiero que me entren ganas de mear cuando estemos ahí fuera.
a. tienes razón, es una mierda tener quee quitarse los guantes y sacarla
b. tampoco es que mate, pero prefiero evitarme la incomodidad, y el té me da muchas ganas de mear. Ya beberé a la vuelta.
a. ¡Ah! Se me olvidaba, hemos de decirle a Lina que llegaremos un poco más tarde, a la vuelta hay que pasar por casa de Tobías para devolverle las raquetas. A ver si nos acordamos de decírselo.
b. mejor escribo una nota por si acaso. Además Lina duerme.
a. ¡Ostia! Menuda cogorza pilló ayer. No creo que se levante hasta tarde; tienes razón, déjale una nota.
b. ¿dónde tienes un boli?
a. detrás de ti, en el segundo cajón. También hay papel.- Jonas abrió el cajón, sacó el boli y papel y garabateó unas palabras. Dejó el escrito sobre la mesa de la cocina y se puso el abrigo y los guantes.
b. vamos – le dijo a Tourlot, y ambos salieron de la casa y se perdieron en el mar blanco.
4
  • ... de corte posicional.
  • no sé... él se siente incómodo con el caos, habría que buscar situaciones irracionales – opinó Emil.
Sasha asintió y pareció perderse en su mundo durante unos instantantes, pero de pronto su rostro se iluminó - ¡tenemos que hablar con McShane!, creo que su estilo es la antítesis del de Grivas.
Emil asintió – creo que Vainstein tiene contacto con él. Tienes razón, hay que traerse a McShane.
Sasha se levantó emocionado – voy a descargarme ahora mismo las partidas de Lucke y empezaré a estudiar su enfoque del juego. No creo que esté muy alejado de mi visión, ciertamente complementará mi preparación. Nos puede ser de gran ayuda.
Emil apuró su té y se levantó del sillón, cruzó la sala y se dirijió al portátil – voy a ver si Vainstein está conectado, quiero saber cuanto antes si Lucke está disponible.
    • bien – dijo Sasha – si dice que sí saldremos a cenar para celebrarlo.
6
- Lo mismo podría decir ella – replicó Javier.
Carmelo tomo aire y volvió a sumergir la cabeza en el agua. Javier siguió cepillándose los dientes, hasta que un minuto más tarde Carmelo tomó aliento – Mari puede decir misa, lo que importa no es eso. Hay que joderse con tanta tontería. ¿Por qué no se ocupará cada uno de sus asuntos?
Javier escupió en la taza del vater, tenía los labios llenos de espuma rosa, parecía un payaso - - mira, Mari es tu hermana y digo yo que algo tendrá que decir sobre lo que se dice sobre el asunto. Pero vaya, si te molesta tampoco tienes porqué hacerle caso, sólo es su opinión.
Carmelo volvió a tomar aire y se volvió a sumergir, como si necesitase aislarse del mundo para poder pensar antes de responder. Esta vez estuvo más de dos minutos bajo el agua. Javier ya estaba a punto de salir del baño cuando Leviathán surgió de las aguas. - ¡me cago en su puta madre y en su opinión! - gritó Carmelo enfurecido, incorporándose y salpicando agua por todo el baño.
  • Ehhh! Tranquilo, ahora qué te pasa – le tranquilizó Javier.
  • ¡es que la mato! Me acabo de acordar de la silla y de lo dijo. ¡Diós! ¡La mato!
  • ¿qué?
  • Ya te contaré, pero primero espera que la pille.
  • Estás zumbado si haces caso de lo que dijo la silla, o a caso no te acuerdas de qué dijo el ebanista: que esa silla era una mentirosa compulsiva.


Diálogo - Diana C

EL MISMO TEMA O DISCOMUNICATION

    ⁃    ¿Qué tal tu fin de semana?
    ⁃    Ya que lo mencionas, ha ido genial, hemos ido a dar una vuelta en el barco de Vicent y Cati con los niños y nos lo hemos pasado estupendamente
    ⁃    Claro que sí, el mío ha sido también una maravilla, nos hemos ido en uno de esos vuelos con Ryanair super baratos a Roma, que no la conocía. Me ha encantado, aunque se ha hecho muy corto.
    ⁃    Por supuesto, ni qué decir tiene que teníamos que haber ido más preparados para el calor, porque ha apretado bien fuerte, pero a los niños les ha encantado, ¡si hasta estuvimos pescando! Tengo el pulpo que cogimos en el congelador, para el viernes nos lo comemos.
    ⁃    Aunque puestos a elegir creo que es mejor aprovechar esas ofertas para estar un poco más de tiempo en los sitios, porque te quedas con las ganas de verlo todo. ¡Pero hay que ver lo bien que se come en Roma! Y los helados ¡Vamos, donde esté un helado italiano que se quiten los Valencianos!
    ⁃    Claro que sí, y espero que a la próxima no se maree nadie, porque mi Joel se mareó y estuvo vomitando, menos mal que fue a última hora y que ya volvíamos a puerto que si no, menudo mal rato.
    ⁃    Es una lástima, aunque tal vez ir a una ciudad más pequeña como Brujas...

TRADUCCIÓN 1:
    ⁃    ¿Qué opinas sobre la inmortalidad del cangrejo?
    ⁃    Excelente pregunta, ya que lo mencionas ahora mismo iba a hablarte de la caída de la bolsa en Japón, esto nos va a afectar seriamente...
    ⁃    Claro que sí, qué seres tan caprichosos estos cangrejos, mira que ponerse a andar hacia atrás, cómo les gusta llevar la contraria, ¿a tí te gustaría poder andar hacia atrás? A Michael Jackson le salía muy bien...
    ⁃    Por supuesto, ni qué decir tiene que ya no pienso volver a cenar en un japonés, y menos de los buenos, que como traigan el pescado importado para el sushi...
    ⁃    Aunque puestos a elegir, sería mucho mejor ser un mono que un cangrejo. Siendo un mono podría coger cosas con los pies, aunque pensándolo bien tengo una amiga que ya puede hacer eso, cambia de canal sin soltar siquiera en cenicero.
    ⁃    Claro que sí, y espero que me reembolsen el billete que ya tenía comprado, ¡con la ilusión que siempre me había hecho ir a Japón! Ahora me quedaré con las ganas.
    ⁃    Es una lástima, aunque tal vez ser tortuga...

TRADUCCIÓN 2:
    ⁃    Cuadrado, cuadrado, cuadrado
    ⁃    Círculo, círculo
    ⁃    Cuadrado, cuadrado
    ⁃    Círculo
    ⁃    Cuadrado, cuadrado

Quizá la TRADUCCION 2 no sea la más correcta, puede que sí estén hablando de lo mismo después de todo. Hagamos mejor una TRADUCCIÓN 3:
    ⁃    Yo, yo, yoyoyoyo
    ⁃    Yo, yo, yo,... yo, yo.
    ⁃    Yo, yo, yo, yo ¿Yo?
    ⁃    ¡Yo! Yoyoyoyo, yo, yo-yó.

Diálogo - Antonio


Se ha disipado la brisa al levantarse el viento del atardecer. El ruido de las ramas y las hojas en este silencio se ha vuelto estruendoso.
- ¡Armand! ¡Armand! Entra, vamos, entra.
La luz del día es aún blanca. El mar que se ve al fondo es aún azul. Apenas pestañea. Su mirada no ha cambiado en toda la tarde.
- ¡Armand! – La tercera vez que lo nombra, su voz va perdiendo fuerza. Deja de gritar a través de la ventana de la cocina y se dirige a alguien dentro – Max, por Dios, dile algo tú. No se ha movido de allí en toda la tarde.
-No molesta a nadie, déjalo, ya entrará,  todavía queda una hora de día.
-Pero va a coger frío, está en manga corta. Ni siquiera ha entrado a merendar.
- No le va a pasar nada. Si tanto te preocupa llévale una chaqueta – Max sigue sentado en la mesa de la cocina atando pequeños ramos de hierbas aromáticas que ha recogido poco antes – A su edad el frío del atardecer es un desafío.
- Claro. Sí luego se pasa la noche tosiendo, seré yo quién se levante.
Suena un teléfono. Una, dos, tres veces, Max deja el último ramo que estaba atando, se levanta y va a contestar la llamada a un salón al fondo del pasillo. Antes de descolgar sabe quién llama y sus ojos aclarados por la edad brillan al hablar.
 - Hola querido. ¿Cómo estás?
         - Hola Carlos, bien, estoy bien. ¿Cómo estás tú? ¿Cómo va el día?
         - Está siendo un día entretenido. Estoy preparando unos ramos de hierbas aromáticas. Cuándo vengas con las niñas te podrás llevar unos pocos.
         -¿Y mamá?
         - Ahí está. La he tenido en la cocina toda la tarde. No ha dejado de mirar al horizonte y llamarte continuamente. Creo que hoy está en vuestras vacaciones de verano en la costa vasca.
         - ¿Cómo lo sabes?
         - No ha dejado de llamarme Max en toda la tarde.
         - Tienes una paciencia admirable. Mi padre hace ya más de tres meses que no llama para preguntar por ella – Hay un silencio en los dos lados, sin tensión, sólo una tregua sobre las cosas que hacen daño - Carlos, sabes que no tienes porqué estar ahí. Sabes que a mí no me has de explicar nada. Podemos buscar una alternativa para mamá…
         -Armand, para, Armand, déjalo, de verdad. Lo hemos discutido muchas veces querido. No sabría estar en otro sitio ahora mismo. No sabría qué hacer sabiendo que ella se apaga y que yo estoy lejos.
         - Carlos sabes que para mí siempre has sido mi padre “real”. No tienes cuentas que saldar. Tu hermano Max no fue más que un lamentable accidente en nuestras vidas…
         - Armand, querido, déjalo. Armand, me gusta hablar contigo cada día, te espero mañana. Le daré un beso a tu madre. Cuídate.
         Carlos cuelga el teléfono, y durante un instante, antes de dirigirse a la cocina, se frota los dos ojos con una mano. Al llegar, Margot sigue sentada en la silla de ruedas frente a la ventana y al horizonte.
         -Era Armand, ya ha entrado, en un rato bajará a cenar.
         Margot calla con el sol rojo poniéndose en el nácar de sus ojos ciegos.

Cuaderno de bitácora: sesión 3

13 de abril de 2011, cinco de la tarde, local de la asociación Mendiarte.  Nos reunimos Iván, Pau, Rocío, Romanie, Jason y Antonio. Diana no puede venir, pero envía su texto.
Lecturas compartidas:
  • Auster: Mr. Vértigo
  • Antoine de Saint-Exupéry: Ciudadela
  • Dalai Lama: El corazón bondadoso
  • Jardiel Poncela: La Tournée de Dios 
Ejercicio: Diálogo