Querida mala leche
Nos encontramos aquí
reunidos, frente este ataúd, para despedirnos de nuestra querida mala leche, junto
a sus familiares y amigos más íntimos. Ejmm y también vamos a ser francos, al
resto del planeta, en este sentido homenaje a nuestra compañera.
Fue una sorpresa para
mi que me escogieran para escribir este elogio, es un placer la verdad, una
amiga tan cercana y discreta. El que nos dejara fue inesperado. Llevaba tanto
tiempo ya con nosotros que al menos yo creí que nunca se marcharía. Aun
recuerdo la primera vez que fui conciente de su compañía. Éramos tan jóvenes.
Venía yo en bicicleta de noche por la ciudad después de una meditación, cuando
un camión enorme me rebaso con tal velocidad que me tiro de la bici. Se que parecerá
una locura pero llevaba un par de meses visitando grupos espirituales y ya
sabemos como son, todo paz y amor. Yo venia pensando en cosas felices y me tomo
por sorpresa verme de culo en el suelo con las rodillas raspadas. Pueden decir
muchas cosas de ella, pero es buena compañera, me ayudo a levantarme del suelo
y a seguir pedaleando con todo el dolor hasta llegar a mi casa. Cuando vio que
estaba bien se marcho tan silenciosa como llegó al recate. Si, si. A ella al
menos conmigo, le gustaba hablar pero nunca sabia cuando llegaba o se iba.
ESA CHIQUILLA. Tan
pasional, acalorada y sentida, que tonta fui al creer que podía desterrarla de
mi vida. Y que paz el día que comprendí que era una compañera en este viaje.
Por eso estoy aquí, hablándoles desde la desazón de ver perdida una amiga.
No quiero despedirla
recordando sus vicios, tenía sus demonios, que eran una constante batalla, pero
era así, Y SÍ, ASI LA QUERIA YO!!!. Y aunque nos costó encontramos nuestro
ritmo, como en la música. Al final me enorgullece decir que encontramos nuestro
tempo.
mi vida no será igual sin ella. Adiós querida.
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