martes, 6 de agosto de 2013

Noticia de impacto - Hassan Ahmar

Cuero curtido y paleta repleta. Cada poema un poeta y cada vida un muerto.
Estando en el huerto recibí comunicado del TODO. En los tiempos que corrían cuando eso sucedió
permanecía yo 'enmimismado' buena parte del día, recreando emociones de pérdida y desasosiego,
lamiendo imaginarias heridas de desamor wertheriano. Dándome a mi mismo por desahuciado mi vida
se había convertido en un insufrible esperar dentro de una atmósfera densa e irrespirable que estaba
tardando demasiado en matarme. El cuidado del huerto era el único espacio en el cual encontraba algo
de sentido a mi insoportable tránsito eclesiástico. El sol calentaba por el día, las plantas lo recibían.
El agua bañaba la tierra y las raíces absorbían nutrientes. Había un orden en ello, un trabajo para
soportar la vida. Las hormigas se afanaban entre las plantas, el cielo y la tierra. En cada palmo de
suelo hervía la vida bulliciosa, cada día, con sus ritmos. Allí se podía estar, allí tenía que estar. Las jornadas
iban pasando agónicamente hasta que un buen día mi pulgar sufrió una herida. No me dolió, pero vi como
se despellejaba y aparecía el hueso y la carne. El pulgar era mío, pero aún siendo parte mía estaba muy
tranquilo, allá al final del brazo, sin participar de mis desgarradoras soledades.
Esa noche me fui a dormir como cada noche, abatido.
Al día siguiente , al despertar, huerto. La vida bulle y yo estoy muerto… hasta que veo al traidor. Mi mirada descansa sobre
el dedo y percibo que una capa gelatinosa de piel en formación cubre toda la herida. Mi cuerpo está vivo, se ha
estado reparando durante la noche, obedeciendo un orden, el de la vida que bulle.
Fue una inmensa noticia; resurrección. VIDA ES EN TODO Y YO SOY PARTE.
Werther, jódete!

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