martes, 6 de agosto de 2013

Empezar de cero - Cristina

¿ERE?, ¿Qué ERE? El que va a sufrir la empresa en los próximos meses. Eso me dijo. Me quede muda, sin palabras. No podía mover ni un músculo del cuerpo, quería reaccionar pero mi cuerpo estaba en stand-by. Llevaba trabajando en la empresa desde los 18 años y estaba a punto de cumplir los 50. 
ERE tan sólo tres letras que te cambian la vida, la miá la vi derrumbándose como un castillo de naipes en cuestión de segundos.
Conocía bastante gente de otras empresas que ya había pasado por eso y aceptar que yo iba a ser parte de ese colectivo no erá fácil de asumir.
No estoy casada y no tengo hijos. Toda mi vida ha sido la empresa. Me he dedicado en cuerpo y alma a esa empresa. Yo erá la encargada de RRHH, tenía un buen puesto y un mejor salario, eso si a cambio de no tener vida privada.

Sopese mi situación, pros y contras con una botella de vino y haciendo un repaso de toda mi vida lo vi claro. Una pregunta, tan solo un pregunta me dio la respuesta. ¿Cuales fueron los mejores años de mi vida? El pueblo, mi pueblo de apenas 5.000 habitantes, el lugar donde descubrí por primera vez el amor, el lugar donde la calidad de vida no se mide con dinero. El lugar que un día descarté y hoy se pronuncia con fuerza.
La mayor parte del pueblo vive de la tierra y yo había heredado la tierra y la casa de mis padres. No había vuelto al pueblo desde que murieron, 10 años, demasiado tiempo.
Volví al pueblo, de eso hace 4 años. Vendí mi casa y rehabilité la casa de mi infancia. Vivo de mi huerto vendiendo hortalizas a diferentes restaurantes de la comarca. A veces, algunos vecinos me piden ayuda para que gestione sus papeles a cambio me dan huevos, pan, gallinas. 
Jamas pensé que se pudiera tener una vida distinta a la que crees única.
Si alguna vez me pregunto si echo de menos mi vida pasada, esta es mi respuesta.
"Yo salí del pueblo para comerme el mundo y el mundo me ha devuelto a la vida."

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