Vendí mi alma al peor postor
por una noche de alcoba y un plato caliente.
Sí, mis labios amoratados sucumbieron a su encanto
me prometió prestigio y dinero
pero ellos jamás llegaron.
Y ahora soy su esclavo
le sirvo palabras de quién fue poeta en otro tiempo
palabras muertas que ya no siento
quisiera huir hacia el frío de la noche
y así poder recuperar mis versos,
pero la morada en que habito
es más fuerte que mi anhelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario