lunes, 20 de enero de 2014

Com-parti-2: PACO - GUILLE - Gustavo Pereira

(PACO)

Gustavo Pereira había realizado su sueño de convertirse en un escritor de éxito. Sus novelas policíacas se habían traducido a más de 20 idiomas, eran  best sellers en numerosos países y cuatro de ellas habían sido llevadas al cine. Sin embargo no era feliz. Su personaje Marko Marin, una mezcla de Sherlock Holmes y James bond,  parecía tener una vida propia que relegaba a Gustavo Pereira a un oscuro segundo plano. Incluso los editores de sus libros y los productores de las películas, habían insinuado a Gustavo Pereira que evitase las apariciones en público para no dañar la imagen de Marko Marin. Marko Marin poseía un atractivo y carisma que contrastaban con la apariencia vulgar e insustancial de Gustavo Pereira. Mako Marin era un hombre decidido, atractivo, inteligente, defendía a los débiles y no tenía miedo a los poderosos, era un héroe admirado por el público, mientras que Gustavo Pereira era un simple escritor de novelas policíacas.
     Gustavo Pereira pensaba, no sin motivo, que la gente era idiota. “¿No se dan cuenta de que yo he creado a ese personaje que tanto admiran? Que me debe su existencia, que sin mí no sería nada, que incluso podría....”  Por unos instantes se sumió en la perplejidad, ¿cómo no se le había ocurrido antes? Podía matar a Marko Marin. De un plumazo, nunca mejor dicho, se vengaría de los millones de hombres y mujeres que adoraban a su personaje y lo menospreciaban a él. Pensó sonriendo que la muerte de Marko Marin, causaría más conmoción que el asesinato de Kennedy.
    
Marta entró en casa agitada. “¿Sabes lo que ha hecho Gustavo Pereira?”, preguntó alzando la voz, y sin esperar mi respuesta continuó: “Ha matado a Marko Marin. El Pereira me han dicho que es un tipo gris y anodino, lleno de complejos. Se moría de envidia, claro”.
    “¿No podías hacer algo tú?”, preguntó suplicante.
   Yo respondí con otra pregunta: “¿Que quieres que haga?”
    “¡Pues podías matar a Pereira antes de que él mate a Marko Marin!”  
    “¿No crees que podría ser peligroso continuar con tanto crimen?”
    “No entiendo lo que quieres decir, ¿por qué podría ser peligroso?”
    “Marta, todo esto es un poco complicado. Mira, Gustavo Pereira podía matar a Marko Marin porque era un personaje de ficción. Yo podría matar a Gustavo Pereira sin problemas porque es otro personaje de ficción, pero quien te asegura que tú y yo no seamos también meros personajes y alguien esté tecleando en estos momentos en el ordenador...”
    “¡Jorge no desvaríes!”, exclamó Marta,  ¡Eso que acabas de decir es una auténtica chorrada!”

(GUILLE)

 

Jorge estuvo toda la noche dándole vueltas a lo que Marta le había sugerido
para el capítulo final de la novela. Sus editores le requerían que terminara el libro
cuánto antes. Tenía poco tiempo y las presiones que recibía eran cada vez mayores.
Jorge se encontraba ante una de las decisiones más difíciles que debía tomar.
La situación era compleja y presentaba una disyuntiva. Por un lado, y atendiendo a la petición de Marta, si decidía matar a Gustavo Pereira antes que éste matara a Marko Marin, los millones de lectores y admiradores de Marko Marin se saldrían con la suya.
Se prolongaría la zaga del gran Marko Marin. Esto le llevaría a nuevas presiones por parte de la editorial y de los fans del héroe que reclamarían voraces nuevas entregas.
Por otro lado, no le agradaba del todo la idea de que el victimario fuera el cobarde y oscuro personaje de Gustavo Pereira. Se preguntó por un momento si crearía otro monstruo incontrolable. Imposible, se respondió a si mismo. Gustavo Pereira no podría siquiera imitar la sombra de Marko Marin. Lo veía más claro ahora. Y tomó la decisión.
Sería el infeliz de Gustavo Pereira el que diera muerte a Marko Marin. Cerraría la novela de una forma abrupta y sorprendente. Sus editores tendrían el libro y Jorge vería cumplido su deseo de hacer desaparecer al personaje que de alguna manera ejercía fuertes desajustes en su persona. 
Semanas después, la presentación del libro causó la conmoción esperada.
Los aficionados no daban crédito a la forzosa desaparición de su héroe. Jorge se retiró de la sala entre abucheos del público presente. La novela se vendió por miles hasta agotar su primera tirada. El éxito en ventas contentaba a los editores, que no cesaban en solicitar un nuevo trabajo.
Pero Jorge se encontraba hundido. La desaparición del gran Marko Marin no le producía satisfacción alguna. Se veía reflejado en el pusilánime de Gustavo Pereira.
Le era imposible continuar la historia a partir de un escritor sin valor ni espíritu.
Pereira se había auto-extinguido al matar al bueno de Marin.   

Jorge desconectó todos los teléfonos de la casa. Era entrada la noche y la editorial continuaba acosándole.  No podía concentrarse. Estaba a cero. El tiempo asfixiaba nuevamente. Por la mañana, Marta le encontraría flotando boca abajo en la bañera.



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