viernes, 5 de julio de 2013

Unicornio - Pau

Esta mañana, al despertar, a esa hora en que el silencio es como el interior de una campana aquietada, cuando las gotas de rocio empiezan a sentirse intrusas antes de la fiesta de la mañana, cuando los aromas de las hierbas, plantas y flores entregan lo mejor de sus savias, cuando los pájaros celebran el fin de la oscuridad acechante y se disponen a bailar en la luz, en el viento suave que convoca la alborada, cuando la pureza puede olerse con una intensidad inimaginable y el sol alumbra por primera vez la tierra, apoderándose de todo...
Mi paraíso, el lugar perfecto para vivir mi vida y morir mi muerte. Quise alejarme de todo y que nadie me encontrara. Un hogar sin nadie para siempre.
Esta mañana, al despertar, ahí estaba, en el claro de bosque, ese humano, dormido, ajeno al profundo acto de profanación que estaba cometiendo.
Desde entonces, nada volvió a ser igual.

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